UN CAFÉ
—¿Me pone un café?
—Cómo no.
El hombre se impacientaba.
—Oiga. ¿Me pone, o no me pone ese café?
—Disculpe, señor —dijo el camarero—. El café lleva puesto media hora.
—¿Y qué hace que no lo trae?
—Perdone. Solo me habló de ponerlo, no de que se lo trajera.
—Ya. Entonces, ¿me trae un café?
—Con gusto, señor.
El camarero cogió un café que había rechazado otro cliente.
—Pero ¿qué hace? Este café se lo ha puesto a él.
—Perdone. Solo me habló de traerlo, no de que se lo pusiera.
—Está bien, listillo. ¿Me pone y me trae un café? ¿Que sea el café que me trae el mismo que me pone? ¿Y que me pone ahora en este momento?
—Por supuesto, señor.
—¿Solucionado?
—No me atrevo a asegurarlo. Veré con esos datos qué puedo hacer.
Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario