EPIGRAMA DEL DÍA

"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

EPIGRAMAS ANTERIORES

FICHA TÉCNICA

Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

lunes, 26 de julio de 2010

GRACIAS, COMANDANTE



Aprovecho que corre ahora un poco el aire y medio se puede respirar sin que las gotas de sudor caigan sobre el teclado, para dejaros esta perla:

"Aún es posible soñar que nuestra especie sobreviva a las difíciles pruebas que nos esperan en un futuro muy próximo".

Lo ha dicho Fidel Castro por televisión hoy mismo. La especie a que se refiere, no creo que sea la especie revolucionaria. Más bien parece que habla de la especie humana. Y aunque algunos relacionan estas declaraciones con la preocupación por el medio ambiente del mandatario cubano, yo quiero pensar que Fidel nos está previniendo sobre el 2012. De ser esto como supongo, se trata del primer líder mundial que se atreve a mencionar el asunto públicamente.

Considerando cuánto las voces universales calan en el pueblo llano, que lo por venir es gordo y que alzarse en andarín de tragedias es empeño siempre ingrato y arriesgado, cumple valorar, comandante, su gran paso. Gracias por abrir el melón. Y que cunda en otros el ejemplo.

jueves, 22 de julio de 2010

RIGOR INFORMATIVO


RIGOR INFORMATIVO

Dos periodistas se encontraron:
—Hola.
—¿Hola? ¡Si yo te contara!
—¡Qué me dices!
—Lo que oyes. Y de fuentes fiables, además.
—Pues muchas gracias. Porque estaba seco de noticias. Hasta luego.
—Hasta luego.

Fin
(Estupideces II, Pepe Gómiz)

miércoles, 21 de julio de 2010

RECUENTO


RECUENTO

—¡No! ¡No! ¡Y no!
—¿Es decir, dos veces no?
—¡No!
—Ah. Tres.
—¡No! ¡Ahora, cuatro! ¡Imbécil! ¡Digo, cinco!
—¿Cinco, qué?
—¡Cinco veces no!
—Y, con este, seis. ¿No?
—¡No! ¡Siete, ya! ¡Y, con el que acabo de decir, ocho!
—¡No! ¿Tantos?

Fin
(Estupideces II, Pepe Gómiz)

sábado, 17 de julio de 2010

VUESTROS DESEOS SON ÓRDENES



¿Escribo una poquita? ¿Quiere mi innúmera legión de seguidores que escriba una poquita? Hala, pues ya está: “una poquita”. Para que luego digáis.

jueves, 15 de julio de 2010

LA LEY DE ATRACCIÓN



No me va a quedar otro remedio que darles la razón a todos los simplones, socarrones, vividores y analfabetos que he conocido a lo largo de mi vida. Sencillamente, estaban en lo cierto: ‘Dios no existe’, ‘solo se vive una vez’ y ‘cada quien es el único responsable de cuanto le pasa’. Argumentos todos ellos despreciables para el hombre de seso que lleva años y más años buscando respuestas a la grandes preguntas. Tiempo perdido. De nuevo, Sancho Panza triunfa sobre don Quijote. ¡Dita sea! ¡Putos zampabollos y tumbacuartillos! ¡Suyo es el mundo y a joderse tocan!

Bajaos el documental “El secreto” y me entenderéis. Resulta que, mediante el pensamiento, provocamos todo aquello que nos sucede. Así de sencillo y así de decepcionante. ¿Dios? Ese, o ha decidido que le hagamos nosotros el trabajo, o ni siquiera existe. Ya os digo que todo, absolutamente todo lo que nos sucede, lo provocamos nosotros con el pensamiento. ¡Chúpate esa, colega! Se trata de una curiosidad llamada “Ley de atracción”. Ya sabéis, lo de pensar en positivo y toda la vaina. Insisto, lo que todos los simplones, socarrones, vividores y analfabetos que he conocido a lo largo de mi vida ponen en práctica diariamente, y con espléndidos resultados, por cierto. Uno se preguntaba: “¿Y a estos mediocres por qué les salen las cosas tan a pedir de boca y gente fenómena, pero fenómena de cojones, va de culo?”. Pues resuelto el enigma. Cuanto más necio, más afortunado. Son los típicos de “a mí déjame de rollos”, “no me calientes la cabeza” y consignas de ese estilo. ¡Menuda potra tienen los muy cabrones!

Como refrendo epistemológico a ese remediabobos llamado “Ley de atracción”, diré que, mal que me pese, he comprobado su eficacia en mis propias carnes: Se me ha roto una persiana, que en circunstancias normales así habría quedado para los restos, pero he pensado en positivo, he cogido una silla, un destornillador y —¡cágate!— he conseguido arreglarla. Ya veis, como cualquiera de esos simplones a los que nada se les oscurece. Tanto libro, tanto libro… ¡No sé para qué mierda me han servido! La “Ley de atracción”, niño. Ese es el futuro.

Próximamente os hablaré de otro documental que aborda lo mismo, pero desde una perspectiva algo más científica. Entre tanto, no dejéis de ver “El secreto”. No por mí, que me importa tres leches que lo veáis o no, sino por vosotros.

(NOTA DEL AUTOR: Lo mismo se podría haber dicho con menos palabrotas, pero me merecéis demasiado respeto como para tratar de engañaros. Valéis mucho, chatos).

lunes, 12 de julio de 2010

¡SOMOS CAMPEONES!



No os llaméis a engaños conmigo. Este blog es distinto. Yo soy distinto, o busco serlo, no por originalidad sino por consecuencia. Así, pues, la perístasis de este discurso —o de esta mierda de escritillo, allá cada cual en sus consideraciones— es también distinta a la que encontraréis hoy, sobre lo de ayer, en cualquier parte. ¿Que adónde quiere llegar este pobre mistagogo de sección de saldos con sus pobres argumentos mistagógicos de sección de saldos? Pues a que el deporte, el fútbol, el Mundial y la final del Mundial son todo ello una trampa humillante para el género humano. No es poco, ¿verdad?

Veréis, amados congéneres. Hay muy serias probabilidades de que Dios exista. Pudo Él crearlo todo, y eso hasta se entiende. Quién lo creó a Él va a ser más jodido descubrirlo. Pero las probabilidades de que exista son muy serias. Muy serias son también las probabilidades de que vivamos eternamente, encarnando y desencarnando en un ciclo sin fin, decidiendo siempre Dios, con o sin nuestro consentimiento, a petición nuestra o por imposición suya, en qué condiciones se verificará nuestra existencia corpórea. Daos cuenta de lo que eso significa: nacemos unas veces más guapos y otras más feos, más forrados o más tiesos, en un planeta o en otro, o entre seres más evolucionados o menos evolucionados, según lo que Dios, e incluso cada quien, estima que corresponde o conviene con vistas al perfeccionamiento. Y ahí está el marrón. La perfección solo es posible mezclando a los más imperfectos (que pondrán a prueba a los más perfectos y aprenderán de ellos) con los más perfectos (que sufrirán las pruebas de los más imperfectos y les irán enseñando). Esa convivencia es la causa de que entusiasme a unos lo que a otros indigna y de que aburra a tales lo que a cuales fascina. Todo deriva de la puta convivencia, en un mismo planeta, de gentes con niveles de evolución tan varios. Pero, nos guste o no nos guste, esa sagrada escopeta de caña, a la que hemos dado en llamar Dios, no tiene, al parecer, mejores métodos para gestionar el tremendo lío en que se ha metido con este asunto de la Creación. Lo que yo digo: “Si no sabes, Manolete, para qué te metes”.

Acabado el preámbulo, seguimos. Bueno, seguimos y casi terminamos, porque yo creo que el tema está claro. Dios nos echa al mundo y se acomoda en su poltrona a disfrutar con nuestras vistosas, o penosas, evoluciones, tomando notas y calificando a todo bicho viviente. Tú la has fastidiado. Tú vas bien. Tú, ya veremos. ¡Pues vale! Tú mismo, Altísimo. Y, entre tanto, nosotros a vivir, que son tres días, ajenos a la manipulación de que estamos siendo objeto y colaborando no solo con los intereses divinos, que tendría un pase, sino con los intereses mundanos de cuatro espabilados que hacen su agosto con nuestro aborregamiento —para qué entrar en detalles del vergonzoso y descarado provecho que sacan los listos con los acontecimientos deportivos; ¿o es mentira?

Pero a lo que íbamos. El fondo de verdad. Lo que me interesa resaltar. ¿Vosotros no sois conscientes de la crueldad que encierra una victoria? ¿Dónde tenéis el alma? ¿No sabéis que la felicidad del vencedor es proporcional al sufrimiento del vencido? ¿Por qué alimentáis esta malsana estrategia de Dios, y encima tan de buen grado? Por supuesto que los holandeses querían ganar (allá ellos con su precariedad evolutiva) y que hicimos bien no dejándoles (era nuestra obligación ya metidos en gastos y formando parte, como estamos, de esta ridícula estructura social), pero el entusiasmo ante la victoria, la falta de empatía con el derrotado, la exaltación irracional de lo que nunca tendría que haber sido otra cosa que una simple y hasta edificante actividad lúdica, etc., es, sencillamente, malentender la vida; es dar muestras inequívocas de que se está aún muy abajo en el escalafón evolutivo; es limitarse a la cáscara del fruto; es cagarse fuera, paisanos. Yo, ni siquiera dije:

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GGGGGGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VIVA ESPAÑA, COÑO!!!!!!!!!!!!!!!

Y ni imagináis con qué ganas me quedé... ¡Cachis en la mar! Tengo que seguir evolucionando.

sábado, 10 de julio de 2010

ENTREVISTA A DIOS (7)



Esto es continuación de ENTREVISTA A DIOS (6)

—Oiga… Altísimo…

—…

—¿Está ahí?...

—…

—Dios, ¿está?

—Estoy. ¿Qué me quieres?

—Hola. Perdone que le moleste, pero necesito hablar con usted.

—Pues habla.

—Verá. Es que son varias cosas. ¿Tiene prisa?

—Tú habla.

—De acuerdo. Empiezo. ¿Qué pasa con el 2012?

—Cambios.

—Sí, ¿no?

—Sí. Grandes cambios. Y, además, no sé por qué preguntas: estás suficientemente informado.

—Lo estoy. Era por si acaso.

—Por si acaso, qué. No hay acaso que valga. Sucederá lo que está profetizado.

—¿Y no hay posibilidad alguna, por remota que sea, de que…

—No. No la hay. Sucederá.

—¿Qué debo yo hacer?

—Te repito que estás suficientemente informado. Sabes muy bien lo que debes hacer.

—¿Seré uno de los elegidos?

—¿Crees que has alcanzado el nivel necesario para serlo?

—Me temo que no.

—Pues ahí tienes la respuesta.

—¿Y alguno de los míos?

—Eso es algo que no te concierne.

—Lo noto muy serio, Altísimo.

—Estoy muy serio. Me tenéis muy serio. Y tú, en particular.

—¿Yo en particular? ¿Qué he hecho yo?

—Te rebelas contra tu suerte con rabia y hasta blasfemas. No son esas las reglas del juego, sino la paciencia y la resignación ante las adversidades.

—Sobre eso quería tratar: Ha llegado a mis manos un libro titulado ‘El libro de los espíritus’, de Allan Kardec, en el que se asegura que nacemos para expiar nuestras culpas o para cumplir una misión. Y en esto es donde pienso que está el problema.

—En efecto. Ese es el problema. Siempre creíste haber nacido para cumplir una misión, y te desespera ver que no llegan los resultados, porque, en realidad, naciste para expiar tus deudas. En lugar de aceptarlo con humildad, vives amargado y lleno de odio. Con tu actitud estás haciendo inútil esta encarnación, estás consiguiendo que no te sirva de nada.

—¿Pero puedo aún arreglarlo?

—Lo dudo. Queda poco tiempo y tu ira es mucha.

—Incluso así, quisiera saber qué hago. Puesto que todo aquello que emprendo se malogra, me es igual una actividad que otra y me gustaría ocupar lo que me reste de vida en ser de provecho al prójimo, pero no sé en qué ni cómo.

—¿No escuchas a tu espíritu guía? Tienes asignado uno. Como todo el que se encarna.

—Lo sé.

—¿Entonces?

—Yo, Altísimo, no escucho nada. O es mudo, o estoy sordo.

—¡Hay que ser tarado! En cualquier caso, déjalo. Para ti ya es tarde. La próxima vez intenta aprovechar mejor esta etapa.

—Pero…

—He de irme.

—Altísimo. Altísimo… ¡Altísimo!...

(CONTINUARÁ)

martes, 6 de julio de 2010

POR LISTO



Trabajo poco. Mucho menos de lo que querría y pudiera. La razón es que hacerlo en balde me mata, y subir cosas a este blog es trabajar en balde. Lo tengo comprobado. Pero pienso a veces: "¿Y si entra alguien?...". Si entra alguien, merece todo mi respeto. Solo por eso, debo actualizar con cierta frecuencia. En fin, qué vamos a hacerle, pondré, pues, un nuevo epigrama y dejaré el siguiente escritillo.

POR LISTO

—¿Me da dos monóculos?
—Llévese mejor unas gafas.
—Bueno.
—¿Se las envuelvo?
—Sí. En paquetes separados, por favor.

Fin
(Estupideces II, Pepe Gómiz)

lunes, 5 de julio de 2010

X PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS SOCIOLÓGICO



Por criticar con sorna y brevedad la ridícula importancia que diplomas, acreditaciones y demás refrendos han alcanzado entre los necios, se acuerda, de forma unánime, conceder el ‘X Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de interés sociológico’ al relato ‘Atraco irregular’ de Pepe Gómiz.

ATRACO IRREGULAR

—¡Manos arriba!
—¿Tiene título de ladrón?
—Pues...
—Entonces, no moleste.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

viernes, 2 de julio de 2010

EL CHASCO



Hace poco, huyó por patas una pretendienta que vino a tantearme. Propongo, en su memoria, el siguiente retoque al celebérrimo cuento:

EL CHASCO

—Ratita, ratita, ¿te quieres casar conmigo?
—¿Y qué harás por las noches, viciosón?
—Peerme y roncar, como todo el mundo.
—¡Anda y que te zurzan, so tío marrano!

Fin

CONTACTO

  • pepegomiz@msn.com

DATOS PERSONALES

SEGUIDORES (pulsa F5 si no aparecen)