Hace poco, huyó por patas una pretendienta que vino a tantearme. Propongo, en su memoria, el siguiente retoque al celebérrimo cuento:
EL CHASCO
—Ratita, ratita, ¿te quieres casar conmigo?
—¿Y qué harás por las noches, viciosón?
—Peerme y roncar, como todo el mundo.
—¡Anda y que te zurzan, so tío marrano!
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario