EPIGRAMA DEL DÍA

"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

EPIGRAMAS ANTERIORES

FICHA TÉCNICA

Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

NUEVOS RICOS



Se le ocurre a Anabelella una magnífica estupidez, que titularé ‘Nuevos ricos’.

NUEVOS RICOS

—Voy al excusado a cagar.

Fin

viernes, 23 de diciembre de 2011

LLEGARÁ



LLEGARÁ

Dos robots conversando en el futuro:
—¿Qué te parecen los seres de carne?
—Muy limitados.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

lunes, 19 de diciembre de 2011

CUANDO SEAS PADRE, COMERÁS HUEVO



CUANDO SEAS PADRE, COMERÁS HUEVO

Llevaba desde que nació mi hija sin pasar por el bar. Paquito me ha puesto la jarra y un huevo cocido.
—¿Y esto, Paco?
—No sé si darle la enhorabuena. ¡Mira que tener que enterarme yo de estas cosas por la gente…!
—Es que ha sido tan rápido, tan inesperado…
—Ande, ande. Traiga un abrazo, don José.
Nos hemos embarracado. Enjugándose las lágrimas se ha sentado conmigo.
—Y, dígame, ¿cómo es la niña?
—Un mono, Paquito.
—¡Ya estamos!
—Se pasa el día comiendo, cagando y durmiendo. Y cada tres horas hay que endiñarle el biberón o te arma la de Dios es Cristo. ¿No me ves que me he echado veinte años encima?
—¡Hala, qué exagerado! Se le nota algo cansadillo, pero ya está.
—¡Cansadillo leches! ¡Destrozado me tiene el microbio ese! ¡Si no duermo!
—¿Se parece a usted?
—La boca pequeña, las orejas de punta, la cara de mala hostia… Sí, puede decirse que hay un parecido razonable.
El mierda se ha acercado a la mesa.
—¿El señor tomará algo? —le ha preguntado a Paquito el muy cabrón.
—Voy enseguida. Es que, aquí don José, ha sido padre.
El mierda me ha mirado con desprecio y se ha dado media vuelta. Sus muertos.
—¿Y la madre?
—Bien. Divinamente. Muy ilusionada.
—Cómo me alegro. ¿Cuándo voy a conocerlas a las dos?
—Pronto.
—¿La palabra de hoy?
—No sé… Inopinado, por ejemplo. Significa que sucede sin esperarlo.
—Estupendo.
—También serviría interprender. O sea, tomar u ocupar algo por sorpresa.
—Claro, claro.
—Y, si quieres una locución…
—¿Una qué?
—Una locución. Más de una palabra.
—Ah.
—Entonces, tenemos ‘a sobrevienta’, que significa de repente, improvisada, impensadamente.
—¿Y no hay una palabra que signifique felicidad? Porque eso es lo que va a ser esta niña para usted.
—Eso me dice todo el mundo.
—Ya lo verá como sí.
—¿Me traes sal?
—¡?
—Para el huevo.
—Marchando.

jueves, 15 de diciembre de 2011

XXII PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS SOCIOLÓGICO


Por censurar con brevedad y agudeza el desalmado cinismo de los gobernantes, se acuerda de manera unánime conceder el 'XXII Premio "Pepe Gómiz" al mejor microcuento de interés sociológico' al relato 'Obstinación' de Pepe Gómiz.

OBSTINACIÓN

Y, cuando ya nadie fumaba, pusieron carteles por las calles:
—‘Las autoridades sanitarias advierten que quien está vivo puede morir’.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

sábado, 10 de diciembre de 2011

SOCIALIZANDO



SOCIALIZANDO

Un hombre espantaba moscas asomado a la ventana, mientras los transeúntes devolvían perplejos el saludo.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

jueves, 1 de diciembre de 2011

MANIÁTICO DEL ORDEN


MANIÁTICO DEL ORDEN

—¿Alguna cosa más?
—Sí. El del centro tiene la gorra mal puesta.
—¿Ya?
—El segundo por la izquierda está muy alante.
—¿Listo?
—Los tres de la derecha que se acerquen un poco a los otros.
—Ahora sí, ¿no?
—Vale.
—¡Pelotóónnn!… ¡Apunten!… ¡Fuego!
El maniático del orden se desplomó fusilado.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

lunes, 28 de noviembre de 2011

LA FELICIDAD ES UN PALÍNDROMO




Siempre me atrajeron y ya sé por qué: La felicidad es un palíndromo, esas palabras que se leen igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda. Hace hoy 14 días que nació el día 14 la criatura de la foto. Un intempestivo dolor de vientre nos llevó al hospital, dio positivo el test de embarazo y a las tres horas estaba esa niña en mis brazos. Mi hija Ana. Mi primera gran obra. Mi primera obra de verdad. Hay otras carnes en la imagen. Son las de una madre sorprendida y feliz, las de mi fiel Anabelella. ¡Qué descomunal aventura es esta de ir viviendo! Gracias, sinceramente, a quien corresponda.

miércoles, 26 de octubre de 2011

DIOS LOS CRÍA...


DIOS LOS CRÍA...

Un hombre llegó a un restaurante.
—¿Podría comer?
—¿Cuándo?
—Ahora.
—¿Dónde?
—Aquí.
—¿Tiene hambre?
—Mucha.
—¿Trae dinero?
—Traigo.
—¿Dientes?
—Mire —se sacó la dentadura.
—¿El resto del aparato digestivo?
—Funcionando perfectamente.
—En ese caso, la respuesta es que sí.
—Qué bien. Gracias.
—Le acompaño a una mesa.
—¿Para?
—Para comer.
—¿Qué le hace pensar que voy a comer?
—Es verdad. Solo ha mencionado si podría comer, no que quisiera comer.
—Exacto.
Y se fue.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

lunes, 24 de octubre de 2011

VIII PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE ESCRITORES



Por su ironía y buen uso de la polisemia, se acuerda unánimemente conceder el 'VIII Premio "Pepe Gómiz" al mejor microcuento de escritores' al titulado 'Bloqueo del escritor' de Pepe Gómiz.

BLOQUEO DEL ESCRITOR

Un escritor salía del banco:
—¿Qué tal?
—Sufriendo el famoso bloqueo del escritor.
—¿Te has quedado sin ideas?
—Me han bloqueado la cuenta.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

miércoles, 19 de octubre de 2011

LA DUDOSA EXISTENCIA DE TODO LO QUE EXISTE



LA DUDOSA EXISTENCIA DE TODO LO QUE EXISTE

—Su jarra, don José.
—Gracias, Paquito. Ayer me preguntó un amigo si existes.
—¿Si existo?
—Sí.
—¿Y qué le dijo?
—La verdad es que no supe muy bien qué contestarle. Porque existes y no existes. Eres tú y eres yo. Eres nosotros y eres los demás. Eres un fin y eres un medio. Eres real y eres fantasía. Eres meta y eres camino. Eres…
—Don José. El jefe me va a cortar los huevos.
—Ah, sí, sí. Ve a lo tuyo.
—¿La palabra de hoy?
—No puede ser otra que entelequia.
—¿Qué significa?
—Es muy difícil de explicar. Pero, más o menos, lo que estamos hablando. Tú eres una entelequia de mí. Yo una entelequia de ti. El proceso que me convierte a mí en ti es una entelequia. El que te convierte a ti en mí, también. Etcétera. Y todo eso, por supuesto, desde la noción aristotélica de la entelequia. Porque si nos detenemos en otros filósof…
—Don José. Que hay mucha faena.
—Pues venga, venga.
Ya se iba.
—Escucha, Paquito. Si te preguntan cómo te llamas, no digas que ‘entelequia’.
—¡Joder, don José! —respondió enfadado— ¡Que no soy tonto!
—Ya, hombre, ya. Te lo decía por si acaso.
—Qué cosas tiene…

viernes, 14 de octubre de 2011

II PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS GASTRONÓMICO



Por su acerada crítica de la picaresca en los fogones y el esnobismo en los manteles, se acuerda unánimemente conceder el ‘II Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de interés gastronómico’ al relato ‘Merecimientos’ de Pepe Gómiz.

MERECIMIENTOS

En el restaurante de vanguardia.
—Oiga, qué bueno estaba esto. ¿Qué era?
—Mierda.
—¡Fantástico! Me felicita al chef, ¿eh?

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

jueves, 13 de octubre de 2011

IV PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS LINGÜÍSTICO



Por prevenirnos con simpatía y brevedad de los que tocan lenguas ajenas, se acuerda unánimemente conceder el ’IV Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de interés lingüístico’ al titulado ‘Quien mal entiende, mal enciende’ de Pepe Gómiz.

QUIEN MAL ENTIENDE, MAL ENCIENDE

—Enciende la tele —dijeron a un extranjero. Y le pegó fuego.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

miércoles, 12 de octubre de 2011

PESADILLA


PESADILLA

—No, doctor. Ella es muy buena niña —decía la madre—. No tiene novio. Va a misa. Sabe coser. Le gusta la cocina. Es muy hogareña. Muy primorosa. No fuma. No bebe. Me tiene preocupadísima. ¿Estará loca?
—Pues, por lo que me cuenta, es muy probable que su hija sea una psicópata. La vamos a internar.
—Ay, qué disgusto.
—Y porque aún no tiene los dieciocho años. Que, si no, la meteríamos directamente en la cárcel. Tenga en cuenta que puede contaminar a otras.

Cuando ponían a la joven una camisa de fuerza, la mujer despertó de la pesadilla. Fue de inmediato al cuarto de su hija, y vio con satisfacción que no estaba. Regresó a la alcoba.

—¿Qué hora es? —preguntó su marido.
—Las cinco de la mañana. Sigue durmiendo.
—¿Ha llegado ya la niña?
—Todavía no.
—Estará golfeando por ahí con los tíos.

La mujer sonrió feliz.

—Gracias a Dios —dijo.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

domingo, 9 de octubre de 2011

LA GARITA DE BLANCO




No me cansaré de repetirlo: Ningún otro libro puede apercibirnos y enseñarnos tanto como el diccionario. Parece asombroso, pero el diccionario, so pretexto de la palabra y si nos aplicamos por anticipado a su estudio, logra que nada de este mundo nos tome por sorpresa. Mirad qué dice el nuestro de la Real Academia sobre el término "engaritar":

engaritar.
1. tr. Fortificar o adornar con garitas una edificación o fortaleza.
2. tr. coloq. Engañar con astucia.

¿Veis? Garita es un concepto que permite ser vinculado al engaño. Ya se nos advierte. Y siempre, pues, que encontremos una de ellas debemos considerarlo, cuando menos, a nivel de probabilidad.




En la fotografía adjunta, podéis observar una garita, pegada a una finca e invadiendo la vía pública. La finca pertenece a un político español. La garita, de blanco, es para los servicios de seguridad del Estado que vigilan esa finca las 24 horas. Sobre el resto de abusos y fullerías aplicables al sujeto en cuestión, hallaréis cumplida noticia en los periódicos. No es objeto de mi post desmenuzarlos.

Planteo una última reflexión en este asunto: Si alguna salvedad cabe hacerle al diccionario es la de no actualizarse con la urgencia que conviene según las peculiaridades de cada época. Notad que en la definición se habla de engañar con astucia, ¿no es así? Pues bien, el marco moral y legal de hoy día es distinto al del pasado inmediato. Se ha relajado la firmeza de la justicia y el pueblo es manso como nunca antes. Los políticos no temen represalias ni revueltas. Se saben dominadores absolutos de la situación y no les es ya, por tanto, necesario recurrir a la astucia para engañar.

Añadiría, pues, una nueva entrada al vocablo:

3. tr. coloq. Engañar a las claras y sin miedo a las consecuencias; abusar con descaro y provocación; violar las leyes de forma habitual y atendiendo en exclusiva a los propios intereses. Aplícase mayormente a políticos que tienen sometida a la ciudadanía, ejerciendo un control integro sobre los poderes de un país.

sábado, 8 de octubre de 2011

EVACUACIÓN




Quizás entre mis dilectos visitantes los haya con problemas de estipticidad. Ya sabéis. Aquello del cólico cerrado. La constipación de vientre, que también le dicen. Estreñimiento, vamos, para entendernos. Y es el asunto que, pensando en estos infelices, por un lado, y porque me hicieron los dioses generoso, por el otro, quiero recomendar un libro de interés, La profecía de Orión, de Patrick Geryl. Garantizo que con su lectura os quedarán las tripas, como tengo yo la bolsa y muchos la cabeza, sin cosa alguna en su interior.

Escojo un fragmento:

“El día que la Atlántida se hundió bajo las aguas, un 27 de julio de 9792 a.C, Orion, Venus y algunas pocas estrellas y planetas más ocuparon algunas ‘posiciones codificadas’. Los sumos sacerdotes que escaparon del cataclismo se llevaron los conocimientos con ellos y los guardaron en el laberinto (el Círculo de Oro) en Egipto. Y allí precisamente se elaboró el plan maestro para advertir a la humanidad sobre el próximo cataclismo. Esta historia increíblemente asombrosa debe ser conocida en el mundo entero, porque en el año 2012 las estrellas estarán exactamente en la misma posición que en el año en el cual la Atlántida se hundió."

¡Feliz postrimería!

(NOTA: La ilustración corresponde a uno más de tantos vaticinios que nos legó el ciertamente incómodo pero infalible Parravicini.)

INICIACIÓN



INICIACIÓN

Durante la ceremonia de iniciación:
—¿Estás dispuesto a que se ignore por completo tu trabajo y a pasar mucha, pero que mucha hambre?
—Sí. Estoy dispuesto.
—Quedas nombrado 'Pepe Gómiz'.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

viernes, 7 de octubre de 2011

EL REENCUENTRO



EL REENCUENTRO

No estoy dispuesto a permitir que una ley fascista de un gobierno fascista acabe con una hermosa amistad. Esta mañana, de camino al bar, iba pensando que la decisión es la correcta. Paquito no tiene culpa de que estos malnacidos nos echen a fumar a la calle como perros. Seguiré, pues, sin pisar establecimiento alguno de hostelería excepto aquel donde esté Paquito trabajando. Aunque poco, porque estoy tieso.
—¡Don José, qué alegría! —se vino a darme un abrazo— ¡Dichosos los ojos!
—¡Paco, me cachis en la mar, que hay que preguntar ya por la salud!
—Y que lo diga. ¿Está usted bien?
—De perlas. Mira, me voy a sentar mejor en la terraza. Por el tabaco, ¿sabes?
—Claro que sí. Ahora mismo le llevo su jarra.
—Pequeña.
—¿Cómo?
—La jarra. Que sea pequeña.
—¡Quite, quite! ¡Qué pequeña ni pequeña…!
Apareció al rato con la jarra de siempre y un pedazo de bandeja que no le cabía un alfiler. Aceitunas. Patatas con alioli. Patatas de bolsa. Cacahuetes con cáscara. Almendras tostadas. Tomate picado. Alcachofas con anchoas. Pimientos asados. Tapa de migas...
—Paco, chiquillo, ¿todo esto es para mí?
—Todo, don José.
—Pero yo no puedo pag…
—¡Sschhh! Coma y calle.
—Válgame Dios, qué demonio de hombre.
—¿La palabra de hoy?
Miré la mesa.
—Ventregada.
—¿Significa?
—Abundancia de muchas cosas que vienen juntas de una vez.
—Estupendo. Voy a apuntarla, que no se me olvide… ¿Con be o con uve? —preguntó a lo lejos.
—«Con hambre» —pensé—. «Con mucha hambre, Paquito. Dios te lo pague». ¡Con uve!
—¡Vale! —asintió como quien recibe un encargo importante.

martes, 27 de septiembre de 2011

TERAPIA


TERAPIA

—No puedo. De verdad.
—Sí puedes. Piensa en los tuyos. En lo orgullosos que van a estar de ti.
—Que no puedo, te digo.
—Inténtalo al menos.
—Luego, muere uno y nadie se acuerda de estas cosas.
—¿A quién le importa cuando hayas muerto? Lo que cuenta es el ahora. Venga, ánimo.
—Está bien. Camarero, ¿me cobra?
—¿Todo?
—Sí. Los dos cafés.
—¿Ves qué fácil?

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

sábado, 24 de septiembre de 2011

II PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS RELIGIOSO



Porque nos ha gustado el planteamiento, se acuerda por unanimidad conceder el ‘II Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de interés religioso’ al relato ‘El trabajo es sagrado’ de Pepe Gómiz.

EL TRABAJO ES SAGRADO

—¿Cree usted en Dios?
—Tengo demasiado trabajo para pensar en esas cosas.
—¿A qué se dedica?
—Soy sacerdote.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

viernes, 23 de septiembre de 2011

III PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS PEDAGÓGICO



Porque acógese de buen grado cualquiera sugerencia en pro de nuestros educandos, y más aún si breve y ocurrente, se acuerda de forma unánime conceder el ‘III Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de interés pedagógico’ al titulado ‘Eometría’ de Pepe Gómiz.

‘EOMETRÍA’

—¿Sabes lo que menos me gusta de la geometría?
—…
—La “g”. No es por nada. Pero que noto yo que sufre un poco la garganta al pronunciarla.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LOS PLASTAS APLASTADOS


LOS PLASTAS APLASTADOS

En el bosque:
—Buenas.
—Buenas.
—No quisiera inquietarlo, pero ese árbol que se está desplomando va a caerle justo encima.
—¿Qué árbol? —preguntó el otro levantando la vista.
—Ese.
—¡Caramba! Sí, sí. Realmente peligroso.
—No. Si por eso era. Porque digo: “Como no avise a este hombre, capaz es de ocurrir una desgracia”.
—Pues ha hecho muy bien, porque es grandísimo y viene con una mala uva que para qué.
—Ya lo creo.
—¿Y cómo se llama?
—¿El árbol?
—No. Usted.
—Ah. Yo, Paco.
—Yo, Manolo.
—Encantado.
—Igualm…
El árbol los reventó mientras se daban la mano.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

martes, 20 de septiembre de 2011

¡DESPERTAD!

Sois copia los que entráis a este blog buscando información sobre Parravicini. Me alegra que tanta gente esté saliendo del letargo. Imaginad, si no, una desigual batalla entre ejércitos desiguales en desiguales circunstancias: uno fiero y otro manso, uno presto y otro dormido, uno sabio y otro ignorante. Una masacre, ¿no es cierto? Despertar es, pues, de todo punto imprescindible para no ser devastado. Y el momento de despertar es ahora, porque falta poco para que empiece la batalla. La de un nuevo fin del mundo. Uno más de tantos fines del mundo que lleva sufridos la Tierra. Una batalla que se librará entre nosotros y Dios, o entre nosotros y el mal, o entre nosotros y nosotros. Qué más da. Una batalla. Y, como todas, con vocación de aniquilar al bando contrario, que somos la humanidad.

No quiero detenerme en Parravicini (ya regresaremos a él), del que podéis encontrar tanto en tantas partes, pero sí haceros reflexionar sobre lo que significa un profeta. Un profeta no es otra cosa que una herramienta al servicio del futuro, al servicio de quien conoce el futuro o al servicio de quien planea desencadenar el futuro. Y el futuro es una realidad que, como cualquier realidad, ya vivida o por vivir, puede ser cambiada por el ser humano. Así que no me asustan los terribles vaticinios de Parravicni. Sí, en cambio, que sigamos dormidos sin hacer uso de nuestras formidables capacidades.

Os pido que dediquéis una hora de vuestras vidas, acaso para algunos la más valiosa que hayan empleado nunca por cuanto les suponga una revelación inesperable, en mirar un vídeo que puede salvarnos a todos. Considerad, como anticipo, que basta con que 8000 personas experimenten sentimientos de paz para que la paz envuelva el planeta. 100 en una comunidad de 1 000 000 de habitantes. Una sola persona en una de 100. Fijaos qué escudo tan simple. Eso y más descubriréis en este apasionante vídeo.

Pongo aquí el enlace y una captura de pantalla. No dejéis de verlo. Hay mucho en juego.





lunes, 19 de septiembre de 2011

XXI PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS SOCIOLÓGICO


Por alertarnos de la muy peligrosa aspiración de ciertos padres, y porque hace bueno a las bestias pertenecer a un rebaño, se acuerda unánimemente conceder el 'XXI Premio "Pepe Gómiz" al mejor microcuento de interés sociológico' al relato 'Autosuficiencia' de Pepe Gómiz.

AUTOSUFICIENCIA

—¿Mi niño al colegio? Ni hablar. A mi niño le enseño yo. A ver, Manolito, cuenta que te vea este señor.
—Dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, jota, cu, ka y as.

Fin
(Estupideces II, Pepe Gómiz)

jueves, 15 de septiembre de 2011

XX PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE INTERÉS SOCIOLÓGICO



Porque la impudencia tiene un límite, y las bases de las oposiciones lo rebasan, se acuerda por unanimidad conceder el ‘XX Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de interés sociológico’ al relato ‘Méritos’ de Pepe Gómiz.

MÉRITOS

Dos que preparaban oposiciones a secundaria:
—¿De qué hiciste la primera comunión?
—De fraile.
—Pues ni te presentes, porque de marinero dan el doble de puntos.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

IV PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO EN DEFENSA DEL ALGARROBICO



Por descender a lo zafio de aquellos contra quienes arremete, y hacerlo con ingenio y brevedad, se acuerda de manera unánime conceder el ‘IV Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento en defensa del Algarrobico’ al titulado ‘¿Vamos a un hotel?’ de Pepe Gómiz.

¿VAMOS A UN HOTEL?

Un recién salido del armario se personó en una sede de Greenpeace:
—Hola. He oído que son especialistas en dar por culo.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

lunes, 5 de septiembre de 2011

III PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO EN DEFENSA DEL ALGARROBICO



Porque no se puede ser más necio de lo que están estos tíos demostrando ser, y porque es de justicia y cumple reconvenir a las moscas cojoneras de tiempo en tiempo, se acuerda, dadas su agudeza y síntesis, otorgar por unanimidad el ‘III Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento en defensa del Algarrobico’ al titulado ‘Victoria pírrica’ de Pepe Gómiz.

VICTORIA PÍRRICA

Durante el fin del mundo, un activista de Greenpeace voceaba entusiasmado:
—¡Ha caído El Algarrobico! ¡Ha caído El Algarrobico!...

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

sábado, 20 de agosto de 2011

ENTREVISTA A MI MISIÓN EN LA VIDA



ENTREVISTA A MI MISIÓN EN LA VIDA

—Chata, me traes loco.

—¿Por?

—No sé. Eres medio enigmática.

—A ver. Desarrolla algo eso.

—Sí. Que me desconciertas. Que lo mismo me parece tenerte calada como que no te conozco lo más mínimo.

—Bien. Ese es el juego. Es lo que convinimos antes de que nacieras. ¿No recuerdas?

—No.

—Perfecto. La amnesia funciona.

—¿La amnesia?

—Claro. Toda la información del mundo espiritual es borrada de vuestra memoria al encarnaros en un nuevo cuerpo.

—Entiendo. Y tú y yo lo teníamos acordado de ese modo.

—No solo tú y yo. En general, nadie descubre fácilmente su misión en la vida. Lo normal es morirse ignorándola.

—Pero a veces tengo la sensación de que…

—Y muchos otros. Repito que ese es el juego. Creer que nos habéis encontrado, para decepcionaros después. De esa manera seguís buscando.

—Y aprendiendo, ¿verdad?

—Aprendiendo, por supuesto. Y, lo más importante, haciendo uso de vuestro libre albedrío. Eligiendo unos caminos y descartando otros sin la certeza de estar en lo correcto. Sin la seguridad de alcanzar vuestras metas. Y, ni siquiera, de si son o no las adecuadas.

—Pero, esto que estás llamando ‘juego’, ¿acaso divierte a alguien?

—No. Es útil.

—¿Para quién?

—En principio, para vosotros.

—¿En principio?

—Es lo que te debe preocupar ahora. Aunque, como sospechas, lo que afecta a una parte de la Creación, por insignificante que sea esa parte, afecta a toda la Creación.

—¿Somos los humanos insignificantes?

—No he querido decir eso.

—¿Lo soy yo, entonces?

—Tampoco.

—¿Qué has querido decir, pues?

—Hablo de un gigantesco engranaje en el que todas las piezas se interrelacionan en pie de igualdad. Y, por tanto, lo que es útil para ti lo es también para el engranaje entero.

—¿Incluye ese engranaje a Dios?

—Ese engranaje es Dios.

—Me parece que nos estamos desviando. Lo que pretendo con la entrevista no es otra cosa que conocerte. Conocer mi misión en la vida. Ser capaz de diferenciarte entre miles de opciones. ¿Puede ser?

—Lo lamento. Me está prohibido desvelar mi identidad.

—¿Pensando sacaré, quizás, alguna conclusión?

—Pensar enriquece siempre. ¿Has probado a mirar dentro de ti?

—Mucho. Y nada.

—¿Has preguntado a tus guías?

—No responden.

—Al acostarte, pide que se te mande una señal mientras duermes. Suele funcionar.

—Conmigo no.

—Pues solo queda la opción de una hipnosis regresiva.

—Lo he considerado. ¿Pero no será una medida demasiado directa? ¿Demasiado transgresora?

—En absoluto. La sesión resultará estéril, si así lo deciden en las altas esferas. O arrojará la luz que persigues, si te es concedido el hallarla.

—Es muy probable, en ese caso, que lo intente. Gracias por tu tiempo.

—No hay de qué. Es el tuyo.

—Disculpa. ¿Y el tarot?

—También vale. Cualquier forma de videncia.

sábado, 13 de agosto de 2011

PADRE FELIZ


PADRE FELIZ

Un hombre terriblemente feo aguardaba nervioso el nacimiento de su primer hijo. Ilusionado paseaba sin descanso la sala de espera de la clínica, pero también con una gran preocupación: Cualquiera de sus rasgos que heredara el niño supondría para el pobrecito una dura carga. Tan feo era este hombre. Una enfermera le avisó. Ya podía conocerlo.

Iba temblando. El pulso acelerado apenas le dejaba respirar. Cuando llegó, la madre sostenía en brazos al recién nacido de espaldas a la puerta. Solo pudo verle la cabeza. Bordeó la cama, y al tenerlo enfrente se llevó la mayor sorpresa de su vida: ¡Era de extraordinaria hermosura! Un sucio presentimiento se apoderó de él.

—Este niño es una belleza —dijo—. Y yo soy terriblemente feo.

—Para mí eres el hombre más guapo del mundo —mintió la esposa.

Al hombre le asomó un brillo en la mirada al oír esto. Acercó sus labios. Y besó al hijo de otro, con el orgullo de un padre feliz.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

lunes, 1 de agosto de 2011

EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO


EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO

—¿Por qué nunca hablas de arquitectura?
—Porque soy arquitecto.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

miércoles, 27 de julio de 2011

LEJOS DE RETIRARSE


LEJOS DE RETIRARSE

Sorprendieron a cierto sujeto saliendo de un burdel.
—Golfo, ¿no dijiste que te habías retirado de las putas?
—Así es. Cambié de domicilio, y ahora me quedan más lejos.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

martes, 19 de julio de 2011

PASADO PROBABLE



PASADO PROBABLE

Imagino cómo pudo haber sido mi última conversación con Dios:
—¿Tú cuánto puedes aguantar jodido?
—¿Yo? Toda una vida, si hace falta.
—Pues entonces prepárate, que vas a nacer.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

domingo, 17 de julio de 2011

ENTREVISTA A UNO QUE NO PASA POR MI BLOG


ENTREVISTA A UNO QUE NO PASA POR MI BLOG

—Perdone, caballero. ¿Le importaría concederme una entrevista?

—Quién. ¿Yo?

—Sí.

—¿Por qué?

—Usted no visita mi blog. ¿Verdad?

—No. Ni siquiera sabía que tuviera un blog.

—Pues justo por eso.

—¿Porque no lo visito, o porque no sabía que lo tuviera?

—Por ambas razones. ¿Me concede la entrevista?

—Bueno. Si le sirve para algo…

—Sí. Sí me sirve. Muchas gracias y bienvenido.

—De nada.

—¿Me dice su idioma, profesión, edad y estado civil?

—Mi idioma es el español, soy funcionario, tengo 40 años y estoy casado y con dos hijos.

—Perfecto. Un ciudadano medio de habla española.

—Supongo.

—¿Usa Internet habitualmente?

—Todos los días.

—¿En casa?

—En casa y en el trabajo.

—¿Se conecta, pues, en los dos sitios?

—Sí.

—Aunque en el trabajo estará usted más controlado.

—Claro. Pero, si tengo un rato, aprovecho para mirar mis cosas.

—Bien, bien. ¿Qué suele buscar en la red?

—El correo. Noticias. Música. Vídeos en YouTube. Algo que necesite en Google… Lo normal.

—¿Entra en blogs?

—De vez en cuando.

—¿Está suscrito a alguno?

—No.

—¿Qué espera encontrar cuando se mete en un blog?

—Nada en particular. Algo que sea interesante.

—¿Interesante? ¿Qué es para usted interesante?

—No sé. Algo original. Distinto. Que capte mi atención por algún motivo.

—¿Que capte su atención? ¿A qué se refiere? ¿A asesinatos en directo? ¿A canibalismo? ¿A zoofilia?...

—¡No, hombre! ¿Por quién me toma?

—¿Entonces?

—Qué sé yo. Algo ingenioso. Inteligente. Moderno...

—¿Creativo?

—Sí. También algo creativo.

—En ese caso, hace muy mal no pasando por mi blog.

—Vale. Pasaré por su blog. Pero no se enfade, caramba. Que, ya le he dicho, no sabía que tuviera usted un blog.

—No. Si no me enfado. No me enfado ni con los que pasan y no vuelven. ¿Cómo iba a enfadarme con usted, que ni tenía noticia de su existencia?

—Pues eso.

—Nada más. Muchas gracias por su amabilidad.

—A usted.

—Y le espero. No se olvide.

—Pasaré. Pasaré. Pierda cuidado. Pero disculpe una pregunta.

—¿Sí?

—¿Qué interés tiene en que la gente conozca su blog?

—Lo cierto es que ninguno. No trabajo para la gente, sino para mí. Pero sucede que estoy preparando un libro de entrevistas irreales y, para esta en concreto, finjo ser un bloguero ansioso de visitas. Eso es todo.

—Ah. Estupendo.

sábado, 16 de julio de 2011

ENTREVISTA A LA AUSENCIA


ENTREVISTA A LA AUSENCIA

Habíamos quedado para hacerle la entrevista, pero no ha llegado todavía. Esperaré un poco más y, si no viene, empezaremos sin ella. [...] En fin, comencemos.

—Bienvenida.

—…

—Nada. Que si quieres arroz. ¿Es usted la ausencia?

—…

—Supondremos que lo es. ¿Usted por qué no está nunca? ¿Es, acaso, miedo escénico?

—…

—¿Irresponsabilidad, tal vez?

—…

—¡Oiga, no será desprecio por los demás! Porque eso sí que me parecería inaceptable. Que se creyera usted superior. Vaya. Que nos considerase inferiores. Indignos de su presencia.

—…

—Bien. Espero que no. En cualquier caso, sus razones tendrá, y se le respetan. ¿Qué quería yo comentarle?... Ah, ya recuerdo. Usted se pierde bastantes, por no decir todas. ¿Hay algún acontecimiento en particular al que lamente no haber asistido? No sé. Un natalicio. Una muerte. Una celebración. Cosas así.

—…

—Seguro que lo hay. Y no uno, sino muchos. ¿Verdad?

—…

—Bueno. No le encuentro demasiado sentido a que sigamos con este monólogo. Continuaremos si algún día se digna comparecer. ¡Qué estupidez acabo de decir! Gracias, y que le vaya bien. Y sepa que en ocasiones, según a qué personas y en qué circunstancias, hace mucho daño. Recapacite sobre eso.

—…

—Ya, ya. Por supuesto. También es recibida con entusiasmo cuando lo que esperamos no es agradable. Sí. Que usted no solo es la ausencia de lo bueno, sino también de lo malo. Se le tiene en cuenta. Lo dicho: Gracias y cuídese.

jueves, 14 de julio de 2011

ENTREVISTA A UNA MOSCA


ENTREVISTA A UNA MOSCA

—Oiga, ¿le importaría dejar de volar un momento?

—Bueno. Pero las manos donde yo las vea.

—¡Cómo! ¿Me cree capaz…?

—Le sé. Le sé capaz.

—Se equivoca, ¿eh?

—Al turrón, amigo.

—Claro, claro. Hay prisa. Que usted vive muy poco. Tres días, tengo entendido.

—Tiene entendido mal. Vivo más de un mes.

—Ah, pues mira. No es que sea mucho, pero…

—Pero qué. Cada uno vive lo que vive.

—Por supuesto. Pero un mes…

—En un mes hago lo mismo que tú en cien años.

—Permítame dudarlo.

—Nazco, vivo y muero. ¿No es eso lo que tú haces?

—Ya, pero en medio…

—En medio doy por saco. Como tú.

—¿Que yo doy por saco?

—…

—En fin. Comencemos. Bienvenida.

—Mientes.

—¡Joder con la mosca de los cojones! ¿Vamos, o no vamos a poder empezar la entrevista?

—Es que decirme bienvenida es una idiotez. No soy bienvenida en ningún sitio.

—Lo supongo. Era una mera fórmula de cortesía.

—¡Dónde se habrá visto, cortesías con una mosca!

—Yo las tengo.

—Y matamoscas.

—¿Perdón?

—Que tienes cortesías y matamoscas. ¿No es tuyo ese matamoscas?

—¿Qué matamoscas? Ah, sí. Disculpe. Una desconsideración por mi parte tenerlo ahí. ¿Quiere que se lo enseñe? Lo compré en unos chinos. Tenga. Tenga.

¡¡¡¡¡¡PLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAFFFFFFFFFFF!!!!!!

—Los muertos de la mosca. El coñazo que me estaba dando.

sábado, 9 de julio de 2011

FINGIDORES



FINGIDORES

Un hombre se enamoró perdidamente de una joven que se cruzó en la calle. Estuvo observándola unos meses antes de hablarle:
—¿Y qué me ofrece? —le dijo ella tras escucharlo.
—Mi amor y mi persona. Todo lo que tengo.
Haciendo un gesto de desprecio, la joven se marchó.

Poco después, en compañía de guardaespaldas y recibiendo atenciones de los empleados, el hombre entraba en un hotel de su propiedad.
—Amor mío —lo abordó la joven con uniforme de limpiadora—, ¿por qué no me dijiste que eres rico? Te hubiera querido igual.
—Fingía.
—Yo también.
Haciendo un gesto de desprecio, el hombre se marchó.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

jueves, 7 de julio de 2011

LA NADA NO EXISTE



Digo en el epigrama de hoy:

“La nada existe, al menos, como concepto: Luego es la tapadera de algo aún más insignificante que no alcanzamos a imaginar”…

A lo que añadiría:

… y que tampoco es la verdadera nada, porque, desde que imaginamos la posible existencia de eso que hay bajo la tapadera, lo convertimos en algo: un producto de nuestra imaginación. Tal sucederá cada vez que intentemos el proceso.

La nada, pues, tendría que ser tan inexistente que escapase por completo a nuestra imaginación para ser realmente nada. Empeño inútil, porque el ser humano propende a imaginar bajo cualquier circunstancia.

La única nada, entonces, para nosotros, es una nada espuria llena de hipótesis y conjeturas que impiden la ausencia absoluta. Por tanto, lo que entendemos como nada no es la nada, sino algo a lo que equivocadamente llamamos nada. Si la verdadera nada existe, queda fuera de nuestras capacidades cognitivas, sensoriales e imaginativas. Esto, por un lado. Y por otro, si existe, deja de ser nada.

Ergo, así las cosas, mi entrañal primate, LA NADA NO EXISTE.

martes, 5 de julio de 2011

IX PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE ECONOMÍA



Porque así andamos, y esta fábula lo clava, se acuerda, de manera unánime, conceder el ‘IX Premio “Pepe Gómiz” al mejor microcuento de Economía’ al relato ‘Un solo para dos’ de Pepe Gómiz.

UN SOLO PARA DOS

En el bar:
—¿Nos tomamos un café?
—Bueno, pero tú por tu lado de la taza y yo por el mío.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

sábado, 2 de julio de 2011

ENTREVISTA A LA VICTORIA



ENTREVISTA A LA VICTORIA

Es recibida en olor de multitud por una plebe ciega y fiel que implora su atención. La heroína sonríe y concede. Acercándose a la valla, firma autógrafos entre empujones, gritos y desmayos de los circunstantes. Es feliz. Se dirige a donde aguardo para entrevistarla. Mientras avanza, saluda de lejos a las turbas, que agradecen el gesto enloquecidas. Llega hasta mí. Dándome la espalda, vuelve a saludar. Me quedo con la mano extendida. Se gira, pero no logro que fije sus ojos en los míos. Recuerdo aquello de “más vale un bombón para muchos…”. Y comienzo.

—Me repugnas.

—Típico de un perdedor —responde sin inmutarse, dándome de nuevo la espalda.

—¿Perdedor? Me parece a mí que tú tienes mucha jeta y mucha suerte.

—¡?

—En primer lugar, para ser un perdedor hay que competir, y yo no he competido...

—¡Falso!

—… Y en segundo lugar, eso de que ganar sea lo bueno habría que discutirlo. Porque no sé yo qué tiene de meritorio vencer a otros. No sé, siquiera, qué tiene de interés medirse con otros. Lo encuentro incluso poco saludable.

—Serás el único. A todo el mundo le gusta medirse con otros y vencerlos.

—¿A todo el mundo, o a la escoria del mundo?

—A la mayoría del mundo.

—A una mayoría no evolucionada.

—Pues, precisamente, superarse es la base de la evolución.

—Tú lo has dicho. Superarse. Verbo reflexivo. La evolución se alcanza luchando con uno mismo. Aprendiendo de uno mismo. De los aciertos propios. Y de los errores propios. Perdiendo con uno mismo. Y venciéndose a uno mismo. No a los demás.

—Discrepo por completo. Si luchas siempre con el mismo adversario, desaparece el factor sorpresa, caes en la rutina y las contiendas pierden su efecto aleccionador.

—¿Piensas, acaso, que tengo dentro de mí un solo adversario?

—A menos que sufras de trastorno multipolar, sí.

—¡Qué retorcida conclusión es esa! Sepa usted, señora mía, que no sufro de ningún trastorno multipolar, y sí, en cambio, me habita un ejército de adversarios, a cuál más peor intencionado. Un ejército de cabrones de colmillos retorcidos, que me mantienen permanentemente en guardia e ideando mil y una formas nuevas de vencerlos. No tengo necesidad alguna de salir de mí para superarme.

—A pesar de ello, eres un perdedor. Porque luchas contra ti mismo, y contra ti mismo pierdes. Y da igual contra quién luches. Lo que importa es que pierdes.

—¡Pero sin herir a nadie!

—¿Era eso? ¿Es no herir a otros lo que te preocupa? ¿Qué crees que hará contigo quien te venza, sino airear despiadado su victoria olvidándose de cómo te sientas? El que compite sabe a qué se expone. Si triunfa, humillará al oponente. Si pierde, será él el humillado. Son las reglas. De las derrotas se aprende, y ese aprendizaje solo se alcanza compitiendo.

—¡Palabrería! No estoy dispuesto a servirme del sufrimiento ajeno. Detesto a los que levantan el puño poseídos por la vanidad. A los que buscan el éxito con vergonzoso amor propio. A los que anteponen la victoria a cualquier otra consideración. Son bestias primitivas, de almas toscas y conciencias romas. No. Jamás perteneceré a ese rebaño. Y se acabó la entrevista. Despides un hedor nauseabundo que va a hacerme vomitar.

Igual no me ha escuchado esto último, porque se ha largado.

—¡Que despides un hedor nauseabundo…!

Ya está otra vez firmando autógrafos. Bah. Que les den a la victoria y a quienes le rinden pleitesía.

viernes, 1 de julio de 2011

FELICIDAD INCOMPLETA


FELICIDAD INCOMPLETA

Dos vagabundos hablaban:
—Qué feliz soy con mi mujer, mis hijos, mi casa, mi coche, mi trabajo, aquí, a la luz de la Luna…
—A la luz de la Luna, estamos —dijo el otro—. Pero ¿y todo lo demás?
—Tienes razón. Eso es lo único que me falta.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

martes, 28 de junio de 2011

UN CAFÉ


UN CAFÉ

—¿Me pone un café?
—Cómo no.
El hombre se impacientaba.
—Oiga. ¿Me pone, o no me pone ese café?
—Disculpe, señor —dijo el camarero—. El café lleva puesto media hora.
—¿Y qué hace que no lo trae?
—Perdone. Solo me habló de ponerlo, no de que se lo trajera.
—Ya. Entonces, ¿me trae un café?
—Con gusto, señor.
El camarero cogió un café que había rechazado otro cliente.
—Pero ¿qué hace? Este café se lo ha puesto a él.
—Perdone. Solo me habló de traerlo, no de que se lo pusiera.
—Está bien, listillo. ¿Me pone y me trae un café? ¿Que sea el café que me trae el mismo que me pone? ¿Y que me pone ahora en este momento?
—Por supuesto, señor.
—¿Solucionado?
—No me atrevo a asegurarlo. Veré con esos datos qué puedo hacer.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

ARCHIVO DEL BLOG

CONTACTO

  • pepegomiz@msn.com

DATOS PERSONALES

SEGUIDORES (pulsa F5 si no aparecen)