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"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

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Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

martes, 20 de septiembre de 2011

¡DESPERTAD!

Sois copia los que entráis a este blog buscando información sobre Parravicini. Me alegra que tanta gente esté saliendo del letargo. Imaginad, si no, una desigual batalla entre ejércitos desiguales en desiguales circunstancias: uno fiero y otro manso, uno presto y otro dormido, uno sabio y otro ignorante. Una masacre, ¿no es cierto? Despertar es, pues, de todo punto imprescindible para no ser devastado. Y el momento de despertar es ahora, porque falta poco para que empiece la batalla. La de un nuevo fin del mundo. Uno más de tantos fines del mundo que lleva sufridos la Tierra. Una batalla que se librará entre nosotros y Dios, o entre nosotros y el mal, o entre nosotros y nosotros. Qué más da. Una batalla. Y, como todas, con vocación de aniquilar al bando contrario, que somos la humanidad.

No quiero detenerme en Parravicini (ya regresaremos a él), del que podéis encontrar tanto en tantas partes, pero sí haceros reflexionar sobre lo que significa un profeta. Un profeta no es otra cosa que una herramienta al servicio del futuro, al servicio de quien conoce el futuro o al servicio de quien planea desencadenar el futuro. Y el futuro es una realidad que, como cualquier realidad, ya vivida o por vivir, puede ser cambiada por el ser humano. Así que no me asustan los terribles vaticinios de Parravicni. Sí, en cambio, que sigamos dormidos sin hacer uso de nuestras formidables capacidades.

Os pido que dediquéis una hora de vuestras vidas, acaso para algunos la más valiosa que hayan empleado nunca por cuanto les suponga una revelación inesperable, en mirar un vídeo que puede salvarnos a todos. Considerad, como anticipo, que basta con que 8000 personas experimenten sentimientos de paz para que la paz envuelva el planeta. 100 en una comunidad de 1 000 000 de habitantes. Una sola persona en una de 100. Fijaos qué escudo tan simple. Eso y más descubriréis en este apasionante vídeo.

Pongo aquí el enlace y una captura de pantalla. No dejéis de verlo. Hay mucho en juego.





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