EPIGRAMA DEL DÍA

"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

EPIGRAMAS ANTERIORES

FICHA TÉCNICA

Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

jueves, 31 de diciembre de 2009

MI VERDAD



Hoy, mientras iba paseando, se me acercó un mendigo.
—Usted —me dijo— es pobre, ¿verdad?
Yo me sonrojé.
—¿Perdone?
—Es pobre, ¿a que sí?
—Caramba. Depende de lo que entendamos por pobre. Ciertamente, las ratas tienen los mismos ingresos que yo, y muchos menos gastos. Debo reconocerlo. Luego, en tal sentido, el económico, puede decirse que sí soy pobre. Más pobre que las ratas, para ser exactos. Pero hay formas de riqueza que no dependen del dinero, como, por ejemplo, la cultura, la creatividad, la experiencia, la salud, el amor, la…
—Es pobre —concluyó—. Se le nota a la legua, amigo. Usted no mira los escaparates como la gente de posibles. Usted los mira acomplejado. Usted mira los escaparates como el feo mira a la mujer hermosa. Sabiendo que nada, sino mirarla, podrá sacar de ella. El adonis, en cambio, la mira pagado de sí mismo, convencido de que puede amarla si se lo propone. Y el rico mira los escaparates confiado. Con desdén incluso. No hay problema si le gusta lo que ve. Lo compra. Pero usted no puede comprar, si le gusta, lo que ve, ¿a que no? Claro que no. Porque es pobre. Ni el feo puede conseguir a la mujer hermosa, porque es feo. Por eso ambos miran de igual forma. Con miedo.
—¿A dónde quiere…?
—No. Déjeme acabar. Yo también miro de ese modo. Miramos con miedo los escaparates, a la mujer hermosa, a la vida porque sabemos cuán difícil es para un desdichado alcanzar sus deseos. Y pensamos, entonces, que mejor es no tenerlos. ¿O acaso no le sucede?
—Hombre…
—Esa es la razón por la que nos asusta mirar. Es la posibilidad de sentir deseos que nunca han de cumplirse lo que nos asusta. Y se nos nota cuando miramos. Tenga, se lo ruego —dijo tomándome la mano y poniendo en ella un euro—, acépteme esto.
—¡Oiga, por favor…!
—No, no. Insisto. Acéptelo. La gente quiere limpiar su conciencia cuando termina el año, y están siendo generosos. Hoy puedo ayudarle.
El mendigo se marchó y me quedé observando la moneda en la palma de mi mano. —«¿Solo un euro» —pensé— «por haber pasado esta vergüenza?». Aunque tal vez no fuera el precio de mi vergüenza lo que representaba ese euro, sino el precio de algo infinitamente más sórdido: el de mi verdad, el precio de la humillante verdad que me ha tocado estar viviendo. ¡Mal haya mi suerte!

miércoles, 30 de diciembre de 2009

CARTA ABIERTA A CAJAMAR



He eliminado el texto original de este post, en el que, con más palabras de las necesarias, exponía un pequeño contratiempo: Mi madre intentó conseguir el almanaque de Cajamar para el año entrante, pero no quedaban ejemplares.

Eso sucedió el 29 de diciembre por la mañana. Hoy, 31 de diciembre, Cajamar escribe el siguiente comentario:




“Gabinete de Comunicación de Cajamar dijo...

En Cajamar nos sentimos orgullosos de nuestros mayores, de la generación de almerienses que con tanto esfuerzo y sacrificio ha hecho crecer a esta provincia. Sean o no clientes de nuestra entidad.

Nada más tener conocimiento de lo ocurrido, nuestro director de la oficina de Puerta de Purchena-Rambla Obispo Orberá ha ido hoy mismo personalmente a casa de su madre para hacerle entrega del almanaque que tanto deseaba. El de Cajamar de todos los años. El que esperamos siga recibiendo muchos años.

 Como hemos hecho con ella personalmente, también a usted, le pedimos disculpas por el mal rato que sin desearlo pudimos hacerle pasar a su madre.

En nombre de los compañeros de Cajamar que no pudieron atenderla como merece, porque en ese momento no quedaban ejemplares en sus oficinas, reciba nuestro saludo y nuestros mejores deseos para el año 2010.

Gabinete de Comunicación de Cajamar
31 de diciembre de 2009 13:42”





Solo cabe agradecer a esta entidad su gesto de humanidad y elegancia. No esperaba menos, pues en esos términos ha venido desarrollándose el trato personal y comercial que me dispensan desde hace años, jamás me defraudaron y sospechaba que no iba a ser ahora la primera vez. Sencillamente, he amplificado lo que no pasó de un descuido, de un imponderable ajeno por completo a la voluntad de Cajamar. Les ruego admitan mis disculpas.

Deseándoles un muy feliz año 2010, y con mi reiterado agradecimiento, un cordial saludo.

Almería, 31 de diciembre de 2009
Pepe Gómiz

lunes, 28 de diciembre de 2009

DIOS LOS CRÍA...



No quiero que nadie se me ofenda, pero vengo de revisar el Diccionario de la Real Academia (22ª ed., 2001) y se da la curiosa circunstancia de que 'izquierda' solo rima con 'mierda' (bueno, también con 'ultraizquierda' y 'comemierda', pero pare usted de contar; con ninguna más; y encima, estas dos últimas no sirven, puesto que son derivadas de aquellas).

Así pues, 'izquierda' solo rima con 'mierda'.

Y nada. Aquí lo dejamos. Como dice un colega: Haciendo amigos.

A seguir bien.

(NOTA: Naturalmente, hay otras palabras a considerar, como cerda, lerda, cuerda, etc. Por supuesto. Pero que terminen en 'ierda', solo las cuatro mencionadas).

domingo, 27 de diciembre de 2009

YO, PUTA, Y TÚ, NÁ



—Don José, ¿de qué otras maneras puede decirse puta?
Me cogió por sorpresa.
—¿Y para qué quieres saberlo?
—En qué quedamos, ¿soy o no soy del oficio?
—Tienes razón, Paquito. Un escritor necesita un buen léxico. Pues mira. Para pocos conceptos, quizás para ninguno, hay en nuestro idioma tantas palabras como para el de puta. ¿Por qué? No lo sé. Pero es así.
—¿Y entonces?
—Entonces, a una puta le* puedes llamar prostituta, como sabemos, y también ramera o mujer pública. ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
—Le* puedes llamar rabiza, que es una ramera muy despreciable.
—¿Otras no lo son?
—Claro. Otras no tanto. Porque en esto del putear, como en todo, hay jerarquías.
—Vale.
—Puedes llamarla** pucha, zorra, zorrón y zorrupia. Se entiende que zorrón es muy zorra.
—Las jerarquías, ¿verdad, don José?
—Verdad. Continuemos: tusona, pelandusca, peliforra y pelleja. ¿Me sigues?
—Le sigo —contestó Paquito, que iba escribiendo.
—Perdida. Pendón. Pobreta.
—¿Encima de pobre, puta?
—Algo así.
—Lástima de mujer.
—Pobreta digo. Más: Pupila. Mondaria. Mozcorra. Meretriz. Perra.
—¿Y perraca?
—Si quieres, también perraca. No lo recoge el diccionario, pero como hablante nativo de español tienes potestad para introducir nuevos vocablos o modificar los ya existentes en su forma o significado. Es tu lengua. Tu herramienta. Eso nunca lo olvides. El español pertenece a quienes lo hablamos. Nadie lo conoce como nosotros, y solo nosotros podemos transformarlo.
—¿Lo meto, pues?
—Por una cuestión de ortodoxia, no debes meterlo. Pero haz lo que estimes conveniente.
—No lo meto.
—Cantonera, capulina, araña… déjame recordar… bagasa, bordiona, aunque bordiona es un término anticuado…
—Un momento, don José. ¿Lo que decimos no es ‘esta tía es más marrana que la arañas’?
—Lo decimos, y no tendríamos que decirlo porque las arañas son muy limpias, pero al parecer son muy putas.
—O sea que, a partir de ahora, ‘más puta que las arañas’.
—Eso, como tú veas. Buscona. Cellenca. Cotorrera.
—Va a ser verdad que hay unas poquillas, ¿eh?
—Churriana.
—¿Churriana? ¡Hay pueblos que se llaman Churriana!
—Sí. Pero son anteriores al ingreso de esta palabra en la Academia. Los alcaldes no estuvieron atentos, y ahora cualquiera la saca.
—¿Entonces, ajo y agua?
—Y qué remedio les queda.
—Pueden cambiarle el nombre al pueblo.
—Pueden. Seguimos.
—En la vin. ¿Es que hay más?
—Cómo más. Para aburrirnos. Y porque no estamos metiendo las de Hispanoamérica. Apunta.
—¿Eso qué es? ¿Puta también?
—¡No, coño! ¡Que apuntes!
—Ah.
—Chai. Enamorada.
—¡Ole!
—Sí, enamorada.
—¡Qué cosas, Señor!
—Esquinera. Golfa.
—Esa está chupada.
—Paco, si me interrumpes cada dos por tres, no acabamos. ¿Ves? Ya he perdido el hilo.
—Íbamos por chai, enamorada, esquinera, golfa…
—Esquinera, golfa… Iza, sin hache. Lumia. Fulana —Paquito se mordió la lengua para no interrumpir—. Gorrona. Marca. Hetera. Hurgamandera. Furcia. Gamberra. Lagarta. Lagartona. Madama. Mundaria. ¿He dicho meretriz?
—Déjeme ver… Sí. Meretriz.
—Entonces… Pecadora. Pelota. Pendanga.
—Ya está, ¿no?
—Espera, hombre, que quedan todavía. ¿He dicho perendeca?
—¿Perendeca? ¿Perendeca?... No.
—Pues ponla. Perendeca. Tía.
—Jo. Ni los parientes se libran.
—Calla, Paco, que me distraes. Penca. Pécora. Mala pécora.
—Que es peor que pécora sola, ¿verdad usted?
—¿Pues no pareces tonto, Paquito? ¡Claro que es peor! Pedorra.
—¡Esto es el colmo! ¿Pero pedorra no es la que se tira pedos?
—¡Y en Aragón, la que es puta! ¡Tú déjame a mí, hombre! Una tal.
—¿Tal?
—No. Tal, no. Una tal. Son dos palabras.
—Vale. Una tal.
—Mujer del arte. Mujer de punto. Mujer del partido. Mujer mundana. Mujer perdida. ¿Lo estás escribiendo bien?
—La duda ofende.
—Lee.
—Mujer del arte. Mujer del punto…
—¿Ves como no? ¡Que no es del punto, leche! ¡Que es de punto! ¡Mujer de punto!
—Bueno. Bueno. Mujer de punto.
—¿Qué más?
—Mujer del partido. Mujer mundana. Mujer perdida…
—De acuerdo. Y para terminar, porque nos van a dar las uvas, la que está más alto en el escalafón de las putas: la dama cortesana, considerada una ramera de calidad.
—¿Hemos terminado?
—Hemos terminado.
—¿Pues sabe qué le digo?
—Qué.
—¡Que como para ponerle a usted los cuernos, don José!


NOTA*: En este caso, según permite, aunque no recomienda, la Real Academia, considero intransitivo el verbo ‘llamar’ con el significado de ‘aplicar [a alguien o algo] una denominación o calificativo’. De este modo, el pronombre personal átono obligado para el femenino es ‘le’, complemento indirecto.

NOTA**: En este caso, según recomienda la Real Academia, considero transitivo el verbo ‘llamar’ con el significado de ‘aplicar [a alguien o algo] una denominación o calificativo’. De este modo, el pronombre personal átono obligado para el femenino es ‘la’, complemento directo.

Se trata, este doble rasero, de una “vacilación tradicional”, según leo en el ‘Diccionario panhispánico de dudas’ de la Real Academia, aceptada aún en nuestros días, y que yo prefiero seguir aprovechando para enriquecer mis escritos, antes de que quede prohibida definitivamente, lo que, supongo, terminará ocurriendo.

sábado, 26 de diciembre de 2009

ENTREVISTA A DIOS (4)


Esto es continuación de ENTREVISTA A DIOS (3)

—¿Dios?

—El mismo.

—¿Lo cojo ocupado? ¿Tal vez comiendo?

—¡Déjate de majaderías! ¿Qué quieres?

—Pues el asunto es que no me jalo una rosca.

—¿Con qué?

—Con nada. Ni con la música. Ni con la literatura. Ni con…

—Ya me estás llevando otra vez al huerto. Te dije que solo temas generales.

—Sí, sí. Temas generales. Lo recuerdo. Pero es que de verdad que lo estoy pasando muy mal. Aquí la gente sube como la espuma. En Almería, en concreto, y en el mundo del arte, hasta el más tonto hace relojes. Publican libros. Sacan discos. Dan recitales. Cogen fama. Encuentran trabajo. Y yo no salgo del pozo.

—Quizás te estés equivocando de estrategia.

—¿Luego hay una estrategia?

—Muchas. Y, además, ¿tú realmente quieres ser como ellos? ¿Llegar donde ellos?

—Pues, ahora que lo dice… No estoy muy seguro.

—¡Entonces, hombre! Y suponiendo que quisieras llegar donde ellos, ¿estarías dispuesto a sacrificarte para conseguirlo?

—Pues…

—¡Si es que tienes cosas de ‘huéleme el culo’, hijo mío! No sabes lo que quieres, pero te gustaría conseguirlo. Es surrealista.

—¡Cómo me está dejando el cuerpo, Altísimo!

—Ya me dirás.

—Bueno. Si eso, cuando aclare las ideas, hablamos de nuevo.

—Venga.

—Por cierto, ¿debo darme prisa? Quiero decir que si me queda vida todavía o voy a diñarla pongamos dentro de…

—No te enrolles, que me voy. Hasta luego.

—Hasta luego, Dios.

Continúa en ENTREVISTA A DIOS (5)

PALABRAS


 
PALABRAS
 
Un niño se desperezaba estirando los brazos, cuando lo sorprendió su madre.
—Pandiculación —dijo ella.
El niño se quedó mirándola extrañado.
—Eso se llama pandiculación —añadió la madre.
—¿Es que tú sabes palabras raras, mamá?
—Muchas.
—Dime más —rogó el niño con una sonrisa.
—Obtemperante —dijo la madre.
—¿Eso qué es?
—Eso es lo que a mí me gustaría que fueses: Obediente.
—Ah. Más.
Entraba un viento suave y apacible por la ventana, y la madre dijo:
—Céfiro.
Con cada nueva palabra, el niño ponía un gesto de sorpresa.
—Más.
Señalando unas tortugas que estaban en el suelo de la cocina dentro de una caja, la madre dijo:
—Testudíneo.
—¿Testu qué? —se extrañó el niño— Más.
—Estilicidio.
—Más.
—Libación.
—Más. Más. Más.
—Oclocracia. Destrón. Edafología. Finítimo. Genesíaco. Pimpante. Bombástico —en esto, la madre derramó accidentalmente el café que se estaba tomando—. ¡Mierda! —gritó.

El niño, que había estado esperando sin poder meter baza, rompió en aplausos y carcajadas, y dijo:
—¡Esa sí me la sé, mamá!
 
Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

jueves, 24 de diciembre de 2009

REBELDE



REBELDE

—Me van a operar de las mídolas.
—¡Qué mídolas!
—Sí, ya sé que se dice armídolas.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

martes, 22 de diciembre de 2009

ASPERGER



ASPERGER

Un turista fue a la playa durante su visita a una isla. Allí encontró a un hombre que parecía entretenido con la arena.
—Setecientos veinticinco mil ochocientos quince. Setecientos veinticinco mil ochocientos dieciséis…
—¿Qué hace? —le preguntó el turista.
—Setecientos veinticinco mil ochocientos diecisiete. Cuento los granos de arena —dijo el hombre—. Setecientos veinticinco mil ochocientos dieciocho…
El turista se quedó un rato observando, y se marchó.

Treinta años después regresó a la isla, y tuvo la curiosidad de volver a la playa. No podía creerlo: ¡El hombre aún estaba contando granos de arena! Se acercó a él.
—Hola —saludó.
—Cuatro mil seiscientos millones doscientos mil cinco. Hola. Cuatro mil seiscientos millones doscientos mil seis…
—Yo le conozco —dijo el turista.
—Cuatro mil seiscientos millones doscientos mil siete. Hace treinta años, cinco meses y catorce días. Cuatro mil seiscientos millones doscientos mil ocho. Cuatro mil seiscientos millones doscientos mil nueve. Cuatro mil seiscientos millones doscientos mil diez …

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

lunes, 21 de diciembre de 2009

RECIÉN MUDADO



RECIÉN MUDADO

—Go to hell!
—¡Hasta luego!
—Papá, ¿qué ha dicho el nuevo vecino?
—Pues no lo sé, hijo mío, porque, como es inglés, cualquiera lo entiende. Supongo que nos habrá dado los ‘buenos días’.

Fin 
  (Estupideces III, Pepe Gómiz)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

ESTOY TIESO, PAQUITO



Hoy he ido al bar, después de meses sin aparecer.
- Hay que ver lo abandonados que nos tiene, don José.
- Estoy tieso, Paquito.
- Pero, hombre, ya le he dicho que por eso no se preocupe, que aquí estoy yo.
- Calla, calla. Me muero de la vergüenza de seguir pegando la hebra.
- Vergüenza ninguna, que está la cosa muy mala para todo el mundo, y más para los arquitectos.
- Y que no me gusta cómo me mira ese tío.
- ¿Mi jefe?
- El cabrón parece que me vaya a echar a la calle en cualquier momento.
- ¡Ya se guardaría!
- ¿Ya se guardaría? Ese es capaz de echarnos a ti y a mí, de una tacada, y quedarse tan pancho. ¿Pero no ves la cara de mala leche que se gasta el hijoputa?
- Es la que tiene, don José.
- ¡Pues que se la cambie, coño!
- ¿Y la palabra de hoy?
- ¿Quieres una muy larga, muy jodida de recordar y que, encima, no te sirve para una mierda?
- Bueno.
- Proceleusmático.
- ¡Hostia, eso qué es!
- Pie de la poesía griega y latina, compuesto de dos pirriquios.
- ¡La viiiiiirgen! Cómo lo echaba de menos, don José. Enseguida le traigo su jarra.

lunes, 14 de diciembre de 2009

II PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE ECONOMÍA



Por tan crudo y sintético reflejo de una tragedia cada vez más cercana a los españoles, se acuerda, por unanimidad, conceder el 'II Premio "Pepe Gómiz" al mejor microcuento de Economía' al titulado 'Pobreza absoluta' de Pepe Gómiz.

POBREZA ABSOLUTA

—Papá, ¿qué es un juguete?

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

ZAPATEAR



Mirad lo que encuentro respecto a una palabra bastante familiar para los españoles desde el 14 de marzo de 2004:

zapatear.
6. tr. coloq. Traer a alguien a mal traer, de obra o palabra.

(Diccionario de la Real Academia, 22ª ed., 2001)

martes, 8 de diciembre de 2009

MUJERES 'PODRIDAS'



¿Qué pacha a ñiña? ¿Está corrupta ella? Ay, ay, que les vamos a dar palillos culete a los hombres malos por pudrir a ñiña. Malos. Malos. Que sois muy malos.
  • Ahí va esa almendra:
incorrupto, ta.
3. adj. Dicho de una mujer: Que no ha perdido la virginidad.

(Diccionario de la Real Academia, 22ª ed., 2001)

domingo, 6 de diciembre de 2009

LOS NUEVOS ABUELOS



  • Encuentro en el Diccionario de la Real Academia (Ed. 22ª, 2001):
abuelo, la. 4. m. Cada uno de los mechoncitos que tienen las mujeres en la nuca, y que quedan sueltos cuando se atiranta el cabello hacia arriba. U. m. en pl.

  • Pero los tiempos cambian, señores académicos, y también los encasillamientos tradicionales. Hoy, las mujeres se rapan como corsarios y los hombres exhiben indecorosas melenas. Así, pues, se impone una modificación:
abuelo, la. 4. m. Cada uno de los mechoncitos que tienen las mujeres y los hombres en la nuca, y que quedan sueltos cuando se atiranta el cabello hacia arriba. U. m. en pl.

sábado, 5 de diciembre de 2009

NO SOIS PIONEROS



Se me está yendo el sábado sin escribir mi post diario, y aunque ando en otros asuntos de mayor interés, haré un receso para soltar la lengua:

No sois pioneros en la bajeza de no prestarme atención. Jamás lo hizo nadie. Ni en la arquitectura. Ni en la música. Ni en la literatura. Ni en nada de nada que emprendiera nunca. Y mi actitud fue siempre la misma: Seguir adelante. ¿Por qué ahora tendría que cambiar? Esta mierda es un fracaso, pero sabed, necios internautas de cerebros asnales y almas borriqueras, que vuestro desprecio me afecta lo que un pedo en las antípodas, y este blog, por mis muertos, continúa.

Ajo y agua.

viernes, 4 de diciembre de 2009

LAUS DEO



Diz que España y las Américas, por vía de academia, han rematado un cierto libro que intitulan "Nueva gramática de la lengua española". Pues ando en estrecheces, con la bolsa a dos velas y comiendo de navaja, quedo a la espera, pero así la Providencia ordene que salga yo de mal año y pueda compralle, he de catarle las planas y el alma que tienen y, viendo de qué cosa vengan preñadas, inventarle si están todas sus partes en sazón o en desaliño, echar sentencia y, luego luego, informar a vuesas mercedes.

En Almería, y en poder del hambre viva, etc.

jueves, 3 de diciembre de 2009

ENTREVISTA A PEPE GÓMIZ (2)


Esto es continuación de ENTREVISTA A PEPE GÓMIZ (1)

- Oye, me intrigaste, con todo eso que comentabas del gran cambio que se avecina, y he buscado en Internet…

- Habrás visto que no mentía.

- No, no. Por supuesto. Nunca lo dudé. La que nos espera es de campeonato. Pero lo que me ha jodido de verdad y lo que me indigna, que como me encuentre a Dios lo cojo de los pelos, es que somos, al parecer, un invento de laboratorio.

- En efecto. Cabe esa opción. Y cabe muy seriamente.

- Sí, ¿no?

- Sí. Las más horribles piezas van encajando en el más horrible puzle, amigo mío, y tal vez solo seamos un resultado de la ingeniería genética.

- ¿O sea, que no nos hizo Dios?

- Puede que no directamente.

- ¡Te digo que lo cojo de los pelos! ¿Y quién, entonces?

- No quiero dedicar a este asunto más tiempo del imprescindible. Y como son muchas las versiones que circulan, te contaré solo una de ellas, y mal contada. ¿Te suena la esfera de Dyson?

- ¿Es un instrumento musical?

- ¡Qué coño dices, tarado!

- Como preguntas si me suena…

- Por este camino, no sigo.

- Disculpa.

- Imagina un planeta que no necesita de ninguna estrella para calentarse, porque genera el calor interiormente, y cuyas características superficiales también son creadas mediante la tecnología.

- ¿Un planeta artificial?

- Eso. Tal planeta puede surcar los espacios interestelares, puesto que las condiciones de vida las genera en sí mismo, quede cerca o lejos la estrella más próxima.

- Entiendo.

- Pues hay un planeta, llamado Nibiru (en sumerio: ‘el planeta del cruce’, ‘lugar que cruza’ o algo parecido), que podría ser una esfera de Dyson.

- ¿Y?

- Ese planeta atraviesa el Sistema Solar en intervalos fijos de miles de años (ahora, por ejemplo, lo tenemos ya a tiro de piedra, porque le tocaba regresar), y necesita oro para mantener su, digamos, ‘particular atmósfera’.

- ¿Y?

- Este planeta está habitado por unos individuos, los anunnaki, cuya ciencia nos adelanta en cientos de miles, si no millones de años, lo que les permitió descubrir que en la Tierra había del oro que tanto precisan. Y por lo trabajoso de su extracción, no tuvieron otra ocurrencia estos hijos de mil putas que diseñar en sus laboratorios a una nueva especie que trabajaría para ellos: Nosotros.

- ¿Es decir, que somos sus esclavos?

- Enteramente.

- ¡Sus muertos me cago!

- Para que sepas lo que vale un peine.

- ¿Y las otras versiones?

- Hombre, no. Ya te encargas tú, nene. Que no me pagan por ilustrarte. Bastante que te abro un campo a la reflexión.

- ¿Pero no puedes darme algún título, algún nombre, algo para seguir yo investigando?

- Eso sí. Sobre lo que hemos hablado, ‘El duodécimo planeta’ de Zecharia Sitchin, libro y autor inexcusables. Y si prefieres vídeos, busca en YouTube, para ir abriendo boca, a Alex Collier o a Bob Dean (este último, ex militar con información privilegiada, vejete entrañable, habla tan claro que no sé cómo está vivo todavía).

- Muchas gracias.

- Las que a ti te adornan, morenazo.

Continúa en ENTREVISTA A PEPE GÓMIZ (3)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

'TATAREO'





(Hoy ya cumplí, pero me veo sobrado: Concederé otro post).

De todas partes del mundo recibo miles de cartas, o ninguna, pidiendo que abunde en mi sección ‘Curiosidades lingüísticas’. De modo que, y por no desatenderos, viciosones de la cultura, vaya lo siguiente:
  •  Encuentro en el Diccionario de la Academia:

    tararear.
    1. tr. Cantar entre dientes y sin articular palabras.

    tarareo.
    1. m. Acción y efecto de tararear.
  •  Y también:

    tatarear.
     1. tr. tararear.

  • Pero por ningún lado aparece, así me deje las pestañas, ‘tatareo’. 
 CONCLUSIÓN:

Mis celosos argos de la Real Academia: O quitamos ‘tatarear’ o incluimos ‘tatareo’.

LA BODA


 
LA BODA
 
Un hombre soltero, hastiado de correrías y de tanta libertad, quiso sentar cabeza. Buscó una mujer durante algún tiempo, pero no encontró a la indicada. Así que decidió casarse consigo mismo. Hombre influyente, no le costó mucho obtener el necesario permiso de las autoridades para llevar a efecto tan disparatada ocurrencia.

El día de la boda se bajaron de un solo coche el padrino, la madrina y él. Del brazo de ambos entró en la iglesia. La gente observaba incrédula.
—¿Quieres a este hombre por esposa? —le preguntó el sacerdote.
—Sí quiero —contestó.
—Y tú. ¿Quieres a este hombre por marido?
—Sí quiero —volvió a contestar.

Ya en el banquete, un amigo le habló en privado.
—¿Qué te pasa? Te noto serio —le dijo—. Tienes que alegrar esa cara. Es el día más feliz de tu vida.
—Te voy a ser sincero —confesó el hombre—. No me caso enamorado.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)
 

martes, 1 de diciembre de 2009

V PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE ESCRITORES



Por tan ágil estoconazo a los de la pluma linda, se acuerda, por unanimidad, conceder el 'V Premio "Pepe Gómiz" al mejor microcuento de escritores' al relato 'Imbatible' de Pepe Gómiz.

IMBATIBLE

—Mi prosa es imbatible —presumía un escritor.
Le pegaron un tiro.
—¿Y tú?

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

CONTACTO

  • pepegomiz@msn.com

DATOS PERSONALES

SEGUIDORES (pulsa F5 si no aparecen)