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"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

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Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

jueves, 3 de diciembre de 2009

ENTREVISTA A PEPE GÓMIZ (2)


Esto es continuación de ENTREVISTA A PEPE GÓMIZ (1)

- Oye, me intrigaste, con todo eso que comentabas del gran cambio que se avecina, y he buscado en Internet…

- Habrás visto que no mentía.

- No, no. Por supuesto. Nunca lo dudé. La que nos espera es de campeonato. Pero lo que me ha jodido de verdad y lo que me indigna, que como me encuentre a Dios lo cojo de los pelos, es que somos, al parecer, un invento de laboratorio.

- En efecto. Cabe esa opción. Y cabe muy seriamente.

- Sí, ¿no?

- Sí. Las más horribles piezas van encajando en el más horrible puzle, amigo mío, y tal vez solo seamos un resultado de la ingeniería genética.

- ¿O sea, que no nos hizo Dios?

- Puede que no directamente.

- ¡Te digo que lo cojo de los pelos! ¿Y quién, entonces?

- No quiero dedicar a este asunto más tiempo del imprescindible. Y como son muchas las versiones que circulan, te contaré solo una de ellas, y mal contada. ¿Te suena la esfera de Dyson?

- ¿Es un instrumento musical?

- ¡Qué coño dices, tarado!

- Como preguntas si me suena…

- Por este camino, no sigo.

- Disculpa.

- Imagina un planeta que no necesita de ninguna estrella para calentarse, porque genera el calor interiormente, y cuyas características superficiales también son creadas mediante la tecnología.

- ¿Un planeta artificial?

- Eso. Tal planeta puede surcar los espacios interestelares, puesto que las condiciones de vida las genera en sí mismo, quede cerca o lejos la estrella más próxima.

- Entiendo.

- Pues hay un planeta, llamado Nibiru (en sumerio: ‘el planeta del cruce’, ‘lugar que cruza’ o algo parecido), que podría ser una esfera de Dyson.

- ¿Y?

- Ese planeta atraviesa el Sistema Solar en intervalos fijos de miles de años (ahora, por ejemplo, lo tenemos ya a tiro de piedra, porque le tocaba regresar), y necesita oro para mantener su, digamos, ‘particular atmósfera’.

- ¿Y?

- Este planeta está habitado por unos individuos, los anunnaki, cuya ciencia nos adelanta en cientos de miles, si no millones de años, lo que les permitió descubrir que en la Tierra había del oro que tanto precisan. Y por lo trabajoso de su extracción, no tuvieron otra ocurrencia estos hijos de mil putas que diseñar en sus laboratorios a una nueva especie que trabajaría para ellos: Nosotros.

- ¿Es decir, que somos sus esclavos?

- Enteramente.

- ¡Sus muertos me cago!

- Para que sepas lo que vale un peine.

- ¿Y las otras versiones?

- Hombre, no. Ya te encargas tú, nene. Que no me pagan por ilustrarte. Bastante que te abro un campo a la reflexión.

- ¿Pero no puedes darme algún título, algún nombre, algo para seguir yo investigando?

- Eso sí. Sobre lo que hemos hablado, ‘El duodécimo planeta’ de Zecharia Sitchin, libro y autor inexcusables. Y si prefieres vídeos, busca en YouTube, para ir abriendo boca, a Alex Collier o a Bob Dean (este último, ex militar con información privilegiada, vejete entrañable, habla tan claro que no sé cómo está vivo todavía).

- Muchas gracias.

- Las que a ti te adornan, morenazo.

Continúa en ENTREVISTA A PEPE GÓMIZ (3)

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