EPIGRAMA DEL DÍA

"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

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FICHA TÉCNICA

Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

martes, 24 de agosto de 2010

CITA A CIEGAS



CITA A CIEGAS

Un hombre y una mujer llevaban meses chateando, y acordaron tener su primera cita. Decidieron que contactarían en cierta calle de la ciudad, caminando en direcciones opuestas y ambos vestidos de rojo para poder reconocerse. Si cualquiera de los dos encontrase atractivo al otro debía pararse. En caso contrario, seguiría andando. Llegó el día en cuestión. El hombre pidió a un amigo vestirse de rojo para acompañarle, yendo él de otro color. Y quiso la casualidad que la mujer tuviese una idéntica ocurrencia, de modo que la amiga que la acompañaba iba vestida de rojo, y no ella. Caminaban las parejas al lugar acordado en direcciones opuestas. Se fueron acercando hasta coincidir, y siguieron adelante sin que nadie se parase. El encuentro había sido un fracaso.

Esa noche volvieron a chatear. —«No me has gustado» —dijo la mujer—. «Pero quisiera que me presentases al amigo que iba contigo». El hombre contestó: —«Tú a mí tampoco. Pero me enamoré de tu amiga nada más verla».

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

lunes, 23 de agosto de 2010

VI PREMIO 'PEPE GÓMIZ' AL MEJOR MICROCUENTO DE ESCRITORES



Por sugerir de forma breve y aguda lo que tantas veces hemos sospechado, se acuerda, con carácter unánime, conceder el 'VI Premio "Pepe Gómiz" al mejor microcuento de escritores' al relato 'Ya decía yo' de Pepe Gómiz.

YA DECÍA YO

—¿Cómo quedó tu última novela? —preguntaron a un escritor.
—Ni idea. No sé leer.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

domingo, 22 de agosto de 2010

CAMBIO DE ESTROFA



Dice una letra flamenca: Cuando me pongo a pensar/que me tengo que morir/tiendo una manta en el suelo/y me harto de dormir. ¡Jopé con los flamencos! A incultos puede que nadie les gane, pero a sabios tampoco.

Yo, desde luego, lo suscribo y, como mucho, puestos a ser quisquillosos, introduciría si acaso una ligerísima modificación en la estrofa, pero enteramente prescindible, porque el resultado es el mismo: Cuando me pongo a pensar/que hay trescientos mil millones de estrellas en nuestra galaxia, cincuenta y ocho mil millones de galaxias en nuestro universo, a saber cuántos miles de millones de universos en este rincón del infinito, puede que miles de millones de rincones y otros tantos de infinitos… Y eso referido solo a una dimensión, la 3ª, que quién asegura que no haya miles de millones más/tiendo una manta… etc.

Que Dios, o, total, ya metidos en harina, los miles de millones de Dioses me perdonen por enredar, pero, a qué engañarme, en esas estamos, mi grato y comprensivo lector, y así lo cuento. Lo que no tengo muy claro es si el cambio que propongo entrará bien por soleares. Un cordial saludo.

martes, 3 de agosto de 2010

EL PUNTO


EL PUNTO

Un punto con una grave crisis existencial fue a ver al dios de la Geometría.
—¿Qué te trae? —preguntó este.
—Soy uno de tantos puntos de una recta cualquiera, y me siento ninguneado. Quiero otra cosa —contestó.
—A ver. Déjame pensar —dijo el dios—. ¿Te parece bien un punto de intersección?
—Hum… Tampoco —respondió el punto.
—¿Un vértice de pirámide? ¿Un centro de circunferencia?
—No, no, eso no. Un punto del infinito, quizás —propuso el punto.
—Pero eso no es un punto, es una dirección —le aclaró el dios de la Geometría.
—Ya. Bueno, gracias —dijo el punto despidiéndose.

Fue entonces a ver al dios de la Ortografía.
—¿Qué te trae? —preguntó.
El punto expuso su problema.
—Lo mejor que puedo ofrecerte es un punto final o un punto y aparte —dijo el dios de la Ortografía—. Son de mucha importancia.
El punto dudaba.
—Tenemos los puntos suspensivos, los dos puntos… Tú dirás.
En esto, acertó a pasar una hermosa coma por donde estaban, y el punto se enamoró de ella nada más verla. Percatado el dios, llamó a la coma y los presentó, convirtiéndose la pareja desde ese instante en uno de los puntos y coma más felices que se recuerdan.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

lunes, 2 de agosto de 2010

SIN NOMBRE


SIN NOMBRE

—¿Cómo se llama?
—No me llamo. Estoy siempre.
—Ya, pero ¿cómo le llaman los demás?
—Por teléfono, a voces, con señas… depende.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

domingo, 1 de agosto de 2010

UNA EMPRESA SERIA


UNA EMPRESA SERIA

Antes de nacer:
—Oiga, ¿y trae garantía la vida?
—Sí, señor. La garantía de que acabará usted muriendo.
—Ah. Fenomenal, entonces. Veo que lo tienen bien organizado, ¿eh?
—¡Toma, y tan bien! Es que se cree la gente que nos ponemos ahí a lo loco. Hala, hala. A lo que salga. Pero esto va todo calculado al milímetro.
—Ya veo, ya.
—Claro, hombre.

Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)

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