Quizás entre mis dilectos visitantes los haya con problemas de estipticidad. Ya sabéis. Aquello del cólico cerrado. La constipación de vientre, que también le dicen. Estreñimiento, vamos, para entendernos. Y es el asunto que, pensando en estos infelices, por un lado, y porque me hicieron los dioses generoso, por el otro, quiero recomendar un libro de interés, La profecía de Orión, de Patrick Geryl. Garantizo que con su lectura os quedarán las tripas, como tengo yo la bolsa y muchos la cabeza, sin cosa alguna en su interior.
Escojo un fragmento:
“El día que la Atlántida se hundió bajo las aguas, un 27 de julio de 9792 a.C, Orion, Venus y algunas pocas estrellas y planetas más ocuparon algunas ‘posiciones codificadas’. Los sumos sacerdotes que escaparon del cataclismo se llevaron los conocimientos con ellos y los guardaron en el laberinto (el Círculo de Oro) en Egipto. Y allí precisamente se elaboró el plan maestro para advertir a la humanidad sobre el próximo cataclismo. Esta historia increíblemente asombrosa debe ser conocida en el mundo entero, porque en el año 2012 las estrellas estarán exactamente en la misma posición que en el año en el cual la Atlántida se hundió."
¡Feliz postrimería!
(NOTA: La ilustración corresponde a uno más de tantos vaticinios que nos legó el ciertamente incómodo pero infalible Parravicini.)
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