DIOS LOS CRÍA...
Un hombre llegó a un restaurante.
—¿Podría comer?
—¿Cuándo?
—Ahora.
—¿Dónde?
—Aquí.
—¿Tiene hambre?
—Mucha.
—¿Trae dinero?
—Traigo.
—¿Dientes?
—Mire —se sacó la dentadura.
—¿El resto del aparato digestivo?
—Funcionando perfectamente.
—En ese caso, la respuesta es que sí.
—Qué bien. Gracias.
—Le acompaño a una mesa.
—¿Para?
—Para comer.
—¿Qué le hace pensar que voy a comer?
—Es verdad. Solo ha mencionado si podría comer, no que quisiera comer.
—Exacto.
Y se fue.
Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario