EPIGRAMA DEL DÍA

"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

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FICHA TÉCNICA

Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

sábado, 8 de octubre de 2011

INICIACIÓN



INICIACIÓN

Durante la ceremonia de iniciación:
—¿Estás dispuesto a que se ignore por completo tu trabajo y a pasar mucha, pero que mucha hambre?
—Sí. Estoy dispuesto.
—Quedas nombrado 'Pepe Gómiz'.

Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)

2 comentarios:

  1. Ya será menos. Si tecleo "Gómiz" en Google (por lo menos en el mio), el primer resultado que enlaza es tu blog. Un abrazo, maestro (pos sí, me enseñaste unas falseta de soleá, hace muchos años :-)

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  2. Caramba, me has hecho recordar que lo que aquí se escribe sale en Internet. Es que llega un momento en que la sensación de soledad es tan absoluta que se le va a uno la pinza y comienza a poner cosas en el blog como si se tratase de un diario secreto guardado bajo siete llaves.

    Llevas razón. He tenido el gran honor de enseñar algo de guitarra a unas cuantas personas que me honraron con su confianza, y me alegra mucho que estés entre ellas porque esas personas son para mí muy especiales. Habéis sido pocos discípulos (una media docena) para tantos años de esfuerzo (unos 40), pero no debe contar la cantidad sino el concepto. No es el éxito multitudinario el único éxito, ni la labor universal la única labor. He de estar agradecido porque tuve la oportunidad de ser (un maestro es el que comparte con otro lo que sabe) maestro de alguien en algo (no importa si solo unos instantes), como tantos lo fueron de mí en tantas cosas, y no es justo lamentarme ni olvidarlo. Hay premios sin nombre, sin prestigio, sin difusión, pero tan valiosos para quien los recibe como el Nobel o el gordo de la lotería. Que te venga alguien años después diciendo “tú me enseñaste una falseta por soleá” es uno de esos premios.

    Gracias, amigo Anónimo, y un fuerte abrazo.

    P.D. Pero lo del hambre lo dejó como está. Respecto a eso, no me desdigo un ápice.

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