CUANDO SEAS PADRE, COMERÁS HUEVO
Llevaba desde que nació mi hija sin pasar por el bar. Paquito me ha puesto la jarra y un huevo cocido.
—¿Y esto, Paco?
—No sé si darle la enhorabuena. ¡Mira que tener que enterarme yo de estas cosas por la gente…!
—Es que ha sido tan rápido, tan inesperado…
—Ande, ande. Traiga un abrazo, don José.
Nos hemos embarracado. Enjugándose las lágrimas se ha sentado conmigo.
—Y, dígame, ¿cómo es la niña?
—Un mono, Paquito.
—¡Ya estamos!
—Se pasa el día comiendo, cagando y durmiendo. Y cada tres horas hay que endiñarle el biberón o te arma la de Dios es Cristo. ¿No me ves que me he echado veinte años encima?
—¡Hala, qué exagerado! Se le nota algo cansadillo, pero ya está.
—¡Cansadillo leches! ¡Destrozado me tiene el microbio ese! ¡Si no duermo!
—¿Se parece a usted?
—La boca pequeña, las orejas de punta, la cara de mala hostia… Sí, puede decirse que hay un parecido razonable.
El mierda se ha acercado a la mesa.
—¿El señor tomará algo? —le ha preguntado a Paquito el muy cabrón.
—Voy enseguida. Es que, aquí don José, ha sido padre.
El mierda me ha mirado con desprecio y se ha dado media vuelta. Sus muertos.
—¿Y la madre?
—Bien. Divinamente. Muy ilusionada.
—Cómo me alegro. ¿Cuándo voy a conocerlas a las dos?
—Pronto.
—¿La palabra de hoy?
—No sé… Inopinado, por ejemplo. Significa que sucede sin esperarlo.
—Estupendo.
—También serviría interprender. O sea, tomar u ocupar algo por sorpresa.
—Claro, claro.
—Y, si quieres una locución…
—¿Una qué?
—Una locución. Más de una palabra.
—Ah.
—Entonces, tenemos ‘a sobrevienta’, que significa de repente, improvisada, impensadamente.
—¿Y no hay una palabra que signifique felicidad? Porque eso es lo que va a ser esta niña para usted.
—Eso me dice todo el mundo.
—Ya lo verá como sí.
—¿Me traes sal?
—¡?
—Para el huevo.
—Marchando.
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