No os llaméis a engaños conmigo. Este blog es distinto. Yo soy distinto, o busco serlo, no por originalidad sino por consecuencia. Así, pues, la perístasis de este discurso —o de esta mierda de escritillo, allá cada cual en sus consideraciones— es también distinta a la que encontraréis hoy, sobre lo de ayer, en cualquier parte. ¿Que adónde quiere llegar este pobre mistagogo de sección de saldos con sus pobres argumentos mistagógicos de sección de saldos? Pues a que el deporte, el fútbol, el Mundial y la final del Mundial son todo ello una trampa humillante para el género humano. No es poco, ¿verdad?
Veréis, amados congéneres. Hay muy serias probabilidades de que Dios exista. Pudo Él crearlo todo, y eso hasta se entiende. Quién lo creó a Él va a ser más jodido descubrirlo. Pero las probabilidades de que exista son muy serias. Muy serias son también las probabilidades de que vivamos eternamente, encarnando y desencarnando en un ciclo sin fin, decidiendo siempre Dios, con o sin nuestro consentimiento, a petición nuestra o por imposición suya, en qué condiciones se verificará nuestra existencia corpórea. Daos cuenta de lo que eso significa: nacemos unas veces más guapos y otras más feos, más forrados o más tiesos, en un planeta o en otro, o entre seres más evolucionados o menos evolucionados, según lo que Dios, e incluso cada quien, estima que corresponde o conviene con vistas al perfeccionamiento. Y ahí está el marrón. La perfección solo es posible mezclando a los más imperfectos (que pondrán a prueba a los más perfectos y aprenderán de ellos) con los más perfectos (que sufrirán las pruebas de los más imperfectos y les irán enseñando). Esa convivencia es la causa de que entusiasme a unos lo que a otros indigna y de que aburra a tales lo que a cuales fascina. Todo deriva de la puta convivencia, en un mismo planeta, de gentes con niveles de evolución tan varios. Pero, nos guste o no nos guste, esa sagrada escopeta de caña, a la que hemos dado en llamar Dios, no tiene, al parecer, mejores métodos para gestionar el tremendo lío en que se ha metido con este asunto de la Creación. Lo que yo digo: “Si no sabes, Manolete, para qué te metes”.
Acabado el preámbulo, seguimos. Bueno, seguimos y casi terminamos, porque yo creo que el tema está claro. Dios nos echa al mundo y se acomoda en su poltrona a disfrutar con nuestras vistosas, o penosas, evoluciones, tomando notas y calificando a todo bicho viviente. Tú la has fastidiado. Tú vas bien. Tú, ya veremos. ¡Pues vale! Tú mismo, Altísimo. Y, entre tanto, nosotros a vivir, que son tres días, ajenos a la manipulación de que estamos siendo objeto y colaborando no solo con los intereses divinos, que tendría un pase, sino con los intereses mundanos de cuatro espabilados que hacen su agosto con nuestro aborregamiento —para qué entrar en detalles del vergonzoso y descarado provecho que sacan los listos con los acontecimientos deportivos; ¿o es mentira?
Pero a lo que íbamos. El fondo de verdad. Lo que me interesa resaltar. ¿Vosotros no sois conscientes de la crueldad que encierra una victoria? ¿Dónde tenéis el alma? ¿No sabéis que la felicidad del vencedor es proporcional al sufrimiento del vencido? ¿Por qué alimentáis esta malsana estrategia de Dios, y encima tan de buen grado? Por supuesto que los holandeses querían ganar (allá ellos con su precariedad evolutiva) y que hicimos bien no dejándoles (era nuestra obligación ya metidos en gastos y formando parte, como estamos, de esta ridícula estructura social), pero el entusiasmo ante la victoria, la falta de empatía con el derrotado, la exaltación irracional de lo que nunca tendría que haber sido otra cosa que una simple y hasta edificante actividad lúdica, etc., es, sencillamente, malentender la vida; es dar muestras inequívocas de que se está aún muy abajo en el escalafón evolutivo; es limitarse a la cáscara del fruto; es cagarse fuera, paisanos. Yo, ni siquiera dije:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GGGGGGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VIVA ESPAÑA, COÑO!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GGGGGGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLLLLLLL!!!!!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VIVA ESPAÑA, COÑO!!!!!!!!!!!!!!!
Y ni imagináis con qué ganas me quedé... ¡Cachis en la mar! Tengo que seguir evolucionando.
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