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"La suerte es una fuerza compensatoria para beneficiar a los más torpes". (Prontuario de supervivencia, Pepe Gómiz)

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Descripción: Este blog es una nanoporción de mí mismo; a mi vez, nanoporción de la humanidad; a nuestra vez, nanoporción del universo; a su vez, nanoporción de un todo perteneciente al supratodo que ni llego a imaginarme.

Herramientas: Los fenómenos de mi experiencia, los noúmenos de mi fantasía, mi literatura, mi música y demás utillaje.

Valoración: De visita muy recomendable.

Expectativas: Tras consultar el DRAE, diré que vergatarias, padrísimas, óptimas.

Conclusión: Sin necesidad de consultar el DRAE, acción y efecto de concluir.

sábado, 12 de junio de 2010

ENTREVISTA A MI BLOG (1)


Hará año y medio que empecé como bloguero. Satisfecha la curiosidad de los primeros días, me pareció pronto una buena forma de proyectarse social y laboralmente. Pero el tiempo ha ido pasando y, desengañado en cuanto a las mejoras sociales, laborales ni de ningún otro tipo, pues no llegaron ni creo que vayan a llegar por esta vía, he querido abandonarlo definitivamente varias veces. Y es el caso que no puedo. Por una razón o por otra, siempre acabo regresando. Algo tiene este borde, que me impide dejarlo para siempre. No diré que engancha. Pero algo tiene. Tanto me intriga esa circunstancia, que está empezando a interesarme más el blog en sí mismo que todo aquello que voy poniendo en él, que la utilidad que pudiera proporcionarme. Creo que debo entrevistarlo. Quizás salgamos de dudas.

—¡Qué hay, majete!

—¡Qué tal, jefe!

—¿Todo bien por aquí?

—Aburrido.

—No entra un alma, ¿verdad?

—Mucha gente, lo que se dice mucha gente, no es que entre, no. Usted, de higos a peras, y poco más.

—Ya, ya. ¿Qué piensas tú que está fallando?

—Hombre. Es que eso de “fallando”… Depende de lo que buscara conmigo.

—Ya has visto lo que he puesto arriba. Pero vamos por partes. A ver. ¿Encuentras que el diseño es el adecuado?

—Yo pienso que sí. A usted no lo dejan diseñarme. Solo le dan a elegir entre unas cuantas plantillas. Y, conociéndolo como lo conozco, sé que no le gustan los méritos parciales sino la obra integral y, por tanto, no mueve un dedo por mejorar lo que ha hecho otro. Cosa muy distinta sería que le permitieran crearme de principio a fin.

—¿Pero la elección es correcta?

—Sí, por supuesto. Hay cada blog, que entra uno y acaba mareado y sin poder leer una letra. Fondo blanco. Muy correcta. Y que, para diseñar, ya tiene usted la arquitectura. ¿No?

—Solo en teoría. Pero sigamos. ¿En tu opinión, un blog ha de ser, por fuerza, positivo?

—Depende. Si es un blog de superación personal, de autoayuda y todas esas vainas, tiene que ser positivo. Pero un blog como yo, literario, crítico, de opinión y hasta de pensamiento, diría, o es como usted lo tiene enfocado o es una mariconada.

—Me alivia oírte decir eso.

—Es lo que pienso.

—¿Y tú crees que mi lenguaje grosero echa para atrás a la gente?

—En primer lugar, usted no solo utiliza un lenguaje grosero, sino también el más culto y exquisito que pueda encontrarse por estos lares. Así que, de lenguaje grosero, nada. Quien no sepa diferenciar el grano de la paja no es merecedor de tales ambrosías. Lo mejor que puede hacer, ese, es no entrar, o irse por donde vino.

—Eso están haciendo, sí.

—Pues que lo hagan. ¿O va a decirme que es preferible uno de esos blogs “positivos” que no cuentan absolutamente nada, y lo que cuentan está lleno de faltas de ortografía y atentados contra la ortodoxia de nuestra lengua?

—De ningún modo.

—Usted ha trabajado desde niño como un cabrón para dominar el idioma y manejarlo con la inusual propiedad con que lo maneja. Quien no aprecie ese esfuerzo no es digno de disfrutar el resultado.

—Me parece que te estás excediendo, y no voy a poder colgar este post.

—No veo por qué. Soy literatura. No una declaración jurada. ¿Qué sabe nadie si hablamos en serio o fantaseamos?

—Hombre. Echa algo de peste. Si cuelgo esto, van a pensar que soy un engreído.

—¡Déjese de pensar en lo que otros piensen, y ocúpese de pensar exclusivamente en lo que usted piensa! ¿No comprende que jamás sabrán si está fingiendo? ¿Que es imposible que lo descubran?

—Ahora eres tú quien no alcanza a entender. Si nos conociesen como somos, tal vez personas como yo se salvarían. Pero son las conjeturas, las conclusiones equivocadas, los prejuicios y los sambenitos, los rumores lo que me asusta. Hay que evitar a toda costa que florezcan en torno a uno. Porque te marcan de una manera indeleble. Te condenan. Te privan de la gloria. Y, aun, del sustento diario si te descuidas. Ahí está el verdadero enemigo. No en lo que somos. Sino en lo que creen que somos.

(CONTINUARÁ)

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