INDIFERENCIA IRRESISTIBLE
A un hombre le gustó tan poco una desconocida que se cruzó en la calle, que compró un ramo de flores, una sortija y se acercó a ella:
—Este ramo de flores —dijo— no es para usted.
—¡?
—Esta sortija —explicaba mientras abría el estuche— tampoco.
—¡?
—Y sobra añadir que no me estoy declarando —concluyó marchándose.
Fin
(Estupideces III, Pepe Gómiz)
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