EL TIMO
Dos hermanos pedían dinero a su padre:
—¿Para qué lo quieres? —preguntó a uno de ellos.
—Para guardarlo.
—¿Y tú? —preguntó al otro.
—Para guardarlo.
—Me parece muy bien —dijo el padre—. Aquí tenéis.
Y dio una moneda a cada hijo.
Al rato, los hermanos regresaron.
—Papá —dijeron—, venimos a devolverte el dinero, porque te hemos engañado. Era para chucherías.
—Estoy orgulloso de vosotros —dijo el padre—. Habéis demostrado ser honestos.
Y le dio otra moneda a cada hijo.
Cuando se alejaron, los golfillos comentaban:
—¿No te dije que sacaríamos dos monedas cada uno?.
—Tenías razón. Qué listo eres, hermano.
—¿Para qué lo quieres? —preguntó a uno de ellos.
—Para guardarlo.
—¿Y tú? —preguntó al otro.
—Para guardarlo.
—Me parece muy bien —dijo el padre—. Aquí tenéis.
Y dio una moneda a cada hijo.
Al rato, los hermanos regresaron.
—Papá —dijeron—, venimos a devolverte el dinero, porque te hemos engañado. Era para chucherías.
—Estoy orgulloso de vosotros —dijo el padre—. Habéis demostrado ser honestos.
Y le dio otra moneda a cada hijo.
Cuando se alejaron, los golfillos comentaban:
—¿No te dije que sacaríamos dos monedas cada uno?.
—Tenías razón. Qué listo eres, hermano.
Fin
(Estupideces, Pepe Gómiz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario