Con mis mejores galas recibo a un personaje injustamente tratado, al que me unen, por cierto, no pocas semejanzas: El cero a la izquierda.
ENTREVISTA AL CERO A LA IZQUIERDA
—Bienvenido.
—¿De verdad que es a mí a quien quiere entrevistar? ¿No se habrá confundido?
—En absoluto. Es a usted a quien quiero entrevistar. Y añado que es, además, un honor hacerlo.
—Vaya. Pues encantado. Es que como no tiene uno costumbre…
—Leo en el diccionario que es usted dos cosas: un inútil que no vale para nada, y alguien que no es valorado o tenido en cuenta por los de su entorno. ¿Está de acuerdo con esas definiciones?
—Solo con la segunda.
—Lo suponía.
—Sí. Es cierto que no se me valora ni se me tiene en cuenta.
—¿A usted, o sus opiniones?
—Ni a mí, ni mis opiniones, ni mis obras, ni nada de nada. No soy importante para nadie. Soy completamente prescindible. No es que quieran quitarme de en medio, pero actúan como si no estuviese.
—¿Y eso le afecta?
—Lógico. Si te ignoran sistemáticamente…
—Qué.
—Pues que acabas dudando de todo. Hasta dudas de que acaso puedan no equivocarse. Empiezas perdiendo confianza en ti mismo y acabas convencido de que no tienes nada que aportar.
—¡Qué canallada! ¿Y respecto a la primera definición, esa de que usted es un inútil?
—Desde luego, terminan consiguiendo que te creas un inútil. Pero no. No estoy de acuerdo. Quien ha redactado eso está olvidando mi papel en los números decimales.
—Cierto. Es que, los académicos, de matemáticas…
—Ni olerlas. Porque ya me dirán si no son fundamentales el cero coma lo que sea o el coma cero lo que sea.
—Fundamentalísimos.
—Pues, sin mí, serían conceptos imposibles. Así que para que usted vea.
—La injusticia.
—Claro.
—¿Podemos, entonces, concluir que es víctima de un atropello?
—Absolutamente. Y, si me lo permite…
—Está en su casa.
—… quisiera, desde aquí, pedir a las autoridades que prohíban vincularme a los asuntos cotidianos, y que, en lo sucesivo, quede mi empleo circunscrito al ámbito de los algoritmos.
—Formulada tan exaudible instancia, que deseamos prospere, agradezco nos haya honrado con su visita y alumbrado con sus razones, y doy por finalizada la entrevista, si es que no tiene a bien poner algún remiendo.
—Mi sincera gratitud. Ha logrado usted que me sienta hoy un ‘cero a la derecha’.
—Fue un placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario