ENTREVISTA A LAS UÑAS
—Bienvenidas.
—Bien hallado.
—¿Para qué sirven ustedes?
—¡Caramba! ¿Y un guitarrista lo pregunta?
—Oigan, que la guitarra se puede tocar sin uñas o con púa.
—No es igual.
—Igual y hasta mejor. Depende de quien toque.
—Pues Andrés Segovia llegaba a suspender toda la gira si se le rompía una de nosotras.
—Vale. Lo acepto. Para tocar la guitarra. ¿Algo más?
—¿No dice uno de tus epigramas “si te comes las uñas, tendrás que rascarte con las de otro”?
—Los epigramas han de ser breves. Por eso no pongo que te puedes rascar con otras cosas que no sean uñas.
—Justamente se te dan uñas para que no tengas que recurrir a esas otras cosas. Como se te dan dientes para que no tengas que batir los alimentos o venas para que no lleves la sangre en un tarro.
—¿Aprueban, entonces, mi epigrama?
—Sí.
—Luego ¿sirven para comer?
—Servimos para que calme su ansiedad quien nos come. Que es distinto.
—Mocos, cerumen, legañas… ¿También para eso?
—¿Escombrar? Naturalmente. Y a mucha honra. Contribuye a nuestra polivalencia.
—¿Incluye esa polivalencia arañar al prójimo?
—Por qué no. Tenéis que defenderos.
—¿Consideran la manicura una buena práctica?
—Sin duda. Y la agradecemos. Somos coquetas. Nos gusta ir arregladas.
—Pero esa coquetería es un serio incordio para nosotros. ¿No podrían, al menos, dejar de crecer? ¿Que fuera solo pintarlas, el que quiera hacerlo, sin tener que cortar y limar permanentemente?
—Nuestro continuo crecimiento es un regalo que no sabéis apreciar. Ante cualquier contratiempo, basta con esperar unos días para que nos regeneremos. Otras partes de tu cuerpo no disfrutan de ese privilegio. Piénsalo.
—¿Están por ahí las uñas de los pies?
—Estamos.
—¿Sirven ustedes para algo más que romper calcetines o hacer que veamos las estrellas cuando nos pisan?
—Es importante que veáis las estrellas cuando os pisan. Mandamos un mensaje previo de dolor, que actúa a modo de alerta, para que estéis atentos y no perdáis los dedos. Y respecto a los calcetines, ¿qué culpa tenemos si sois unas águilas imperiales que tardáis meses en cortarnos?
—Ha sido un placer.
—Es recíproco.
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