Este viene a la entrevista con aires de gran señor. Menuda sorpresa va a llevarse el pájaro.
ENTREVISTA AL TRABAJO
—¡Mal venido, perro miserable!
—¡Oye! ¡Qué formas son esas!
—¡Las que te mereces, criminal! ¿A ti no te da vergüenza tener a la humanidad esclavizada de este modo?
—¿Esclavizada?
—¡Sí!
—Pues no veo yo los esclavos por ninguna parte.
—Ah. ¿No los ves, cínico de los cojones? ¿No ves a la gente amargada, desperdiciando sus vidas en ti para ganarse cuatro duros?
—En primer lugar, no las desperdician: Las aprovechan, que es distinto.
—¡Que las aprovechan, dices, babosa!
—Oye, si no me dejas que hable, me voy.
—A ver.
—En segundo lugar, yo no obligo a trabajar a nadie. El que no quiera trabajar, que no trabaje.
—¡Pero qué poca vergüenza tienes! ¡Sabes que necesitamos comer!
—¿Me dejas?
—Qué.
—En tercer lugar, no todos ganan cuatro duros. Que muchos…
—Muchos ni eso. ¿Pero cómo has conseguido, lacra del universo, llegar a esta situación privilegiada? Una escoria como tú tendría que estar reptando entre lombrices. ¿Qué favores te debe Satanás para que hayas medrado así, bestia inmunda?
—Me parece que te estás pasando.
—¡Mira quién habla! ¿Pero qué putísimo cabrón ha hecho creer a la plebe que semejante mierda dignifica? ¡Dime!
—Pues claro que dignifico.
—¿Que dignificas? ¡Quítate de mi vista, basura! ¡Largo!
—Me voy porque quiero.
—¡Y porque, si no, te saco a hostias! ¡Fuera!
—Y en cuarto lugar, de amargados nada. Que los que tienen trabajo están bien felices y bien contentos.
—¡Porque los habéis idiotizado, que ese es vuestro juego! ¡Sujetadme, que me lo cargo!
—Y en cuarto lugar, de amargados nada. Que los que tienen trabajo están bien felices y bien contentos.
—¡Porque los habéis idiotizado, que ese es vuestro juego! ¡Sujetadme, que me lo cargo!
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