Hoy he entrado al blog y había un tipo husmeando. Me he esperado a que terminara.
- Psst.
- ¿Es a mí?
- Sí, a usted. ¿Qué pretende?
- Cómo que qué pretendo. Nada. Estaba ojeando el blog. He terminado. Y me marcho. Qué voy a pretender.
- ¿Se marcha? ¿No ha visto que tengo unas encuestas al final de la página?
- Sí. Las he visto.
- ¿Y entonces?
- Entonces, qué.
- No ha votado.
- No. No he votado. Y qué.
- ¿Le parece que yo me tomo la molestia de poner unas encuestas para que la gente no vote?
- No tengo obligación de votar.
- Le ha gustado el blog...
- No está mal.
- Ha echado el rato...
- Ciertamente.
- Y le ha salido gratis...
- Solo faltaba.
- Pues, amigo, sepa que no es gratis echar el rato a costa de mi trabajo.
- ¿Ah, no?
- No.
- ¿Y qué me piensa cobrar?
Señalé las encuestas.
- ¡Le digo que no voto, porque no me da la gana!
- ¡Váyase y no vuelva, miserable!
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