(Publicado en mi blog antiguo el lunes 1 de junio de 2009)
Cómo deseaba echarme en cara al siguiente entrevistado: el dinero que no tengo. A ver qué excusas inventa este miserable.
- Bienvenido.
- No te ilusiones. Estoy solo de paso.
- ¿Qué quiere decir?
- Pues eso. Que no me voy a quedar en tu bolsillo. Que estoy aquí por la entrevista, y en cuanto termine me largo.
- Bien, comenzamos. ¿Por qué me elude?
- Yo no eludo a nadie. No tomo esas decisiones. Hago lo que me mandan.
- ¿Y quién le manda?
- No es asunto tuyo.
- ¿Pero sabe quién le manda?
- Naturalmente.
- Antes de seguir, quiero asegurarme: Es usted el dinero que me correspondería tener, pero que no tengo, ¿verdad?
- En efecto, soy el dinero que te correspondería tener, pero que, por circunstancias, no tienes.
- ¿Qué circunstancias?
- Pueden ser muchas. A veces, es un pacto previo al nacimiento de cada uno. A veces, es la consecuencia de la vida que se está llevando. A veces, es simple casualidad...
- ¿Y en mi caso?
- Esa información no me está permitido revelarla.
- ¿Hay mucha gente disfrutando de ese dinero?
- No imaginas cuánta.
- ¿Es gente valiosa?
- Es gente rica.
- ¿Pero hacen algo valioso?
- ¿Quieres decir algo artístico, creativo, etc.? No. El dinero impide desarrollar esas facetas. Tú tampoco harías nada valioso si lo tuvieras. Te dedicarías a gastarlo y disfrutar.
- ¡Vaya! Igual no es tan malo no tenerle.
- Saca tú las conclusiones.
- ¿Será mío alguna vez?
- Esa pregunta es estúpida. Soy el dinero que no tienes. En consecuencia, nunca podrás tenerme.
- Bueno, ya me entiende. ¿Tendré dinero alguna vez?
- Esa información no me está permitido revelarla.
- ¿Pero conoce la respuesta?
- Sí.
- ¿Qué me aconseja para conseguir "mi" dinero?
- Yo no doy consejos.
- ¿Lucho? ¿Espero con los brazos cruzados? ¿Me dejo llevar por la intuición?...
- ¡Te digo que yo no doy consejos! Y abrevia. No se me permite estar tanto tiempo contigo.
- ¿Me considera un fracaso?
- ¿Has terminado? Debo irme.
- Gracias por concederme esta entrevista. Era importante para mí.
- Adiós.
Cómo deseaba echarme en cara al siguiente entrevistado: el dinero que no tengo. A ver qué excusas inventa este miserable.
- Bienvenido.
- No te ilusiones. Estoy solo de paso.
- ¿Qué quiere decir?
- Pues eso. Que no me voy a quedar en tu bolsillo. Que estoy aquí por la entrevista, y en cuanto termine me largo.
- Bien, comenzamos. ¿Por qué me elude?
- Yo no eludo a nadie. No tomo esas decisiones. Hago lo que me mandan.
- ¿Y quién le manda?
- No es asunto tuyo.
- ¿Pero sabe quién le manda?
- Naturalmente.
- Antes de seguir, quiero asegurarme: Es usted el dinero que me correspondería tener, pero que no tengo, ¿verdad?
- En efecto, soy el dinero que te correspondería tener, pero que, por circunstancias, no tienes.
- ¿Qué circunstancias?
- Pueden ser muchas. A veces, es un pacto previo al nacimiento de cada uno. A veces, es la consecuencia de la vida que se está llevando. A veces, es simple casualidad...
- ¿Y en mi caso?
- Esa información no me está permitido revelarla.
- ¿Hay mucha gente disfrutando de ese dinero?
- No imaginas cuánta.
- ¿Es gente valiosa?
- Es gente rica.
- ¿Pero hacen algo valioso?
- ¿Quieres decir algo artístico, creativo, etc.? No. El dinero impide desarrollar esas facetas. Tú tampoco harías nada valioso si lo tuvieras. Te dedicarías a gastarlo y disfrutar.
- ¡Vaya! Igual no es tan malo no tenerle.
- Saca tú las conclusiones.
- ¿Será mío alguna vez?
- Esa pregunta es estúpida. Soy el dinero que no tienes. En consecuencia, nunca podrás tenerme.
- Bueno, ya me entiende. ¿Tendré dinero alguna vez?
- Esa información no me está permitido revelarla.
- ¿Pero conoce la respuesta?
- Sí.
- ¿Qué me aconseja para conseguir "mi" dinero?
- Yo no doy consejos.
- ¿Lucho? ¿Espero con los brazos cruzados? ¿Me dejo llevar por la intuición?...
- ¡Te digo que yo no doy consejos! Y abrevia. No se me permite estar tanto tiempo contigo.
- ¿Me considera un fracaso?
- ¿Has terminado? Debo irme.
- Gracias por concederme esta entrevista. Era importante para mí.
- Adiós.
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