(Publicado en mi blog antiguo el sábado 20 de junio de 2009)
Hoy, cuando entré en el bar, Paquito se vino hacia mí llorando como una Magdalena.
- ¿Qué te pasa, Paquito?
- Don José. Que me ha emocionado mucho que me haga usted una canción.
- Nada, nada. Eres muy buena persona, y te lo mereces, Paquito.
- Es que no me lo esperaba. Gracias. De verdad.
- Qué gracias, ni gracias... Y, dime, ¿te ha gustado la pieza?
- ¡Muchísimo! Es muy triste, pero...
- Más que triste, intimista, introspectiva. Como tú. Porque tú eres un personaje que me nace de muy adentro, Paquito. Eres de los personajes que yo más quiero. No sé. Te tengo algo especial...
- ¿Así, como si fuera su hijo? - preguntó ilusionado.
- Exacto. Los personajes pueden considerarse hijos del autor.
- Pero, entonces, hijos, son todos sus personajes. Y usted me ha dicho que yo era especial...
- Sí, sí. Especial.
- ¿Un hijo especial?
- Sí, sí. Un hijo especial.
- Pues sepa que usted también es, para mí, como si fuera mi padre.
- ¿Un padre especial?
- El más de todos.
- Un honor, Paquito. Gracias.
Ha buscado una respuesta brillante (del tipo: "no se merecen; el honor es mío" o "las que a usted le adornan" y tal), pero se ha puesto nerviosillo y no le ha salido (no se me olvide que tenemos que repasar las fórmulas de cortesía).
- Vale.
Hoy, cuando entré en el bar, Paquito se vino hacia mí llorando como una Magdalena.
- ¿Qué te pasa, Paquito?
- Don José. Que me ha emocionado mucho que me haga usted una canción.
- Nada, nada. Eres muy buena persona, y te lo mereces, Paquito.
- Es que no me lo esperaba. Gracias. De verdad.
- Qué gracias, ni gracias... Y, dime, ¿te ha gustado la pieza?
- ¡Muchísimo! Es muy triste, pero...
- Más que triste, intimista, introspectiva. Como tú. Porque tú eres un personaje que me nace de muy adentro, Paquito. Eres de los personajes que yo más quiero. No sé. Te tengo algo especial...
- ¿Así, como si fuera su hijo? - preguntó ilusionado.
- Exacto. Los personajes pueden considerarse hijos del autor.
- Pero, entonces, hijos, son todos sus personajes. Y usted me ha dicho que yo era especial...
- Sí, sí. Especial.
- ¿Un hijo especial?
- Sí, sí. Un hijo especial.
- Pues sepa que usted también es, para mí, como si fuera mi padre.
- ¿Un padre especial?
- El más de todos.
- Un honor, Paquito. Gracias.
Ha buscado una respuesta brillante (del tipo: "no se merecen; el honor es mío" o "las que a usted le adornan" y tal), pero se ha puesto nerviosillo y no le ha salido (no se me olvide que tenemos que repasar las fórmulas de cortesía).
- Vale.
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