EL FUTURO ARQUITECTO

(Publicado en mi blog antiguo el domingo 28 de junio de 2009)

Para los que penséis estudiar arquitectura, voy a contaros una conversación que mantuve hace poco. Vino a visitarme al bar un viejo amigo acompañado de su hijo.
- Pepe, mi niño quiere hacerse arquitecto, así que lo he traído a que le des algunos consejos.
- Con mucho gusto. ¿Te importaría dejarnos solos?
- ¡Cómo solos! ¿Que me vaya a otra mesa?
- No, no. A la calle, mejor. Date un paseo y vuelves en un rato.
- Como tú digas -accedió-. Estos artistas...
Me quedé frente a frente con el educando.
- Y bien, ¿quién quiere que hagas arquitectura? ¿Tú, o tu padre?
- A mi padre le hace mucha ilusión, pero a mí también me gusta.
- ¿Sabes que puedes arruinar tu vida dirigiéndola a donde quieren los demás? Piensa que estudiar arquitectura no es una broma. Es un marronazo de cojones. Sobre todo, si te interesan otras cosas y no te centras exclusivamente en la carrera. Se puede hacer eterno.
- Sí me interesan otras cosas. Hago deporte. Compongo. Escribo. Leo. Pinto. Toco la guitarra. El piano. Me gusta salir. Emborracharme. El cine. Las tías...
- Pues las vas a pasar canutas, compañero. He visto a incapaces sacar a la primera asignaturas que a mí me costó cinco años aprobar, aunque estaba especialmente dotado para ellas. ¿Sabes por culpa de qué? Por culpa de la diversificación. Renunciar a tus inquietudes es el primer tributo que se espera que pagues para hacerte arquitecto.
- No me importa.
- Vale, vale. ¿Qué tal andas de autoestima?
- La tengo alta.
- Te la dejarán por los suelos. ¿Tienes sentido de la justicia?
- Claro. Muy elevado.
- Pues olvídate. En las escuelas de arquitectura, la justicia no existe. Impera el surrealismo. ¿Eres bueno dibujando?
- Bastante.
- ¿Y haciendo croché?
- ¿Perdón?
- Es que, ahí dentro, te va a servir lo mismo una cosa que otra. O sea, nada.
- ¿Pretendes hacerte rico con el oficio?
- Hombre, se gana dinero.
- ¿Y si te digo que en este bar me fían porque no puedo pagar las consumiciones? ¿Aspiras a diseñar tus obras?
- Naturalmente.
- Entonces, equivocas el camino. Lo que tienes que hacerte es promotor. Al arquitecto no lo dejan diseñar.
- Discúlpeme, voy a estudiar arquitectura, le guste o no.
- De acuerdo. Pero tu padre me ha dicho "habla con mi hijo". No "engaña a mi hijo". Quede eso claro.
- Queda claro.
- En fin. Si estás decidido a meterte en la boca del lobo, lo que te aconsejo es que trates de aprender el máximo posible en tu época de estudiante. Lo que aprendas ahora es lo que te va a diferenciar de la gente. Lo que aprendas ejerciendo, lo sabe cualquiera del gremio. Hasta los albañiles más analfabetos. Pero, ojo, no todo lo que aprendes estudiando es igual de útil.
Esto pareció interesarle.
- ¿Que quieres estar entre los grandes? Atención especial, entonces, a las asignaturas de Proyectos (huelga comentar su importancia), Estructuras (necesitarás crear nuevas formas) y, sobre todo, Geometría Descriptiva (es fundamental que seas capaz de dibujar cuanto imagines). A eso, le añades toda la Construcción que puedas.
- Vale -dijo, apuntando mis consejos en un cuaderno.
- ¿Que no quieres estar entre los grandes, sino entre los ricos? Céntrate en el Urbanismo (es donde se mueve la pasta), y al loro con las Estructuras (no para innovar en plan genio, sino para ahorrarte al calculista) y, por supuesto, las Instalaciones (te quitarás de en medio a muchos colaboradores).
- ¿Que, ni una cosa ni otra, que lo que quieres es vivir dignamente y sin pretensiones? Acaba la carrera cuanto antes y sin hacer ruido, y el tiempo dirá.
- ¿Y, suponiendo que quiera estar entre los grandes, o entre los ricos, qué pasa con las demás asignaturas?
- Tienes que aprobarlas, como es lógico. Pero no les prestes demasiada atención. Son tinturas superficiales que, más que ayudar, entorpecen.
En esto, llegó mi amigo.
- ¿Interrumpo a los señores arquitectos? ¡Qué tal! ¿Ha sido fructífera la entrevista?
Me dieron pena los dos.