(Publicado en mi blog antiguo el sábado 6 de junio de 2009)
"No le llega ni a la altura de las zapatillas" es una frase que usamos con frecuencia, y pocas veces con justicia. Pero, cuando esas zapatillas son las de Paco de Lucía, la frase encierra más verdad que nunca, sea quien sea el que sufre la comparación. Hoy, tengo el honor de entrevistarlas.
- Mis respetos. Y bienvenidas, señoras.
- Bien hallado, joven.
- Antes que nada: ¿Cómo está el maestro?
- Estupendamente. Gracias.
- ¿Y ustedes? ¿Qué tal por ahí arriba?
- Mejor que bien.
- ¡Cómo las envidio!
- Todos los guitarristas de la historia nos envidian.
- Son conscientes de su situación de privilegio, ¿a que sí?
- Lo somos. Pertenecer a un genio es el sueño de cualquier objeto.
- Y, díganme, ¿es amable con ustedes?
- Mucho.
- ¿Y con la guitarra?
- Más. Su trato con la guitarra es especialísimo. Se llevan de maravilla. Se aman, diríamos.
- Es lógico. Yo, en cambio, la tengo encerrada en un armario...
- Sí. Algo hemos leído.
- Me asalta una curiosidad: ¿Camarón o los pies de don Francisco?
- Hombre... ras con ras.
- Bueno. No les quito más tiempo. Mil gracias. Y recuerdos al maestro.
- Serán dados.
"No le llega ni a la altura de las zapatillas" es una frase que usamos con frecuencia, y pocas veces con justicia. Pero, cuando esas zapatillas son las de Paco de Lucía, la frase encierra más verdad que nunca, sea quien sea el que sufre la comparación. Hoy, tengo el honor de entrevistarlas.
- Mis respetos. Y bienvenidas, señoras.
- Bien hallado, joven.
- Antes que nada: ¿Cómo está el maestro?
- Estupendamente. Gracias.
- ¿Y ustedes? ¿Qué tal por ahí arriba?
- Mejor que bien.
- ¡Cómo las envidio!
- Todos los guitarristas de la historia nos envidian.
- Son conscientes de su situación de privilegio, ¿a que sí?
- Lo somos. Pertenecer a un genio es el sueño de cualquier objeto.
- Y, díganme, ¿es amable con ustedes?
- Mucho.
- ¿Y con la guitarra?
- Más. Su trato con la guitarra es especialísimo. Se llevan de maravilla. Se aman, diríamos.
- Es lógico. Yo, en cambio, la tengo encerrada en un armario...
- Sí. Algo hemos leído.
- Me asalta una curiosidad: ¿Camarón o los pies de don Francisco?
- Hombre... ras con ras.
- Bueno. No les quito más tiempo. Mil gracias. Y recuerdos al maestro.
- Serán dados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario