(Publicado en mi blog antiguo el miércoles 1 de julio de 2009)
Llevo todo el día dándole vueltas: Para el rey, nuestro rey, tener un blog debe de ser la leche. Quizás, hasta lo tiene. Por supuesto que con un alias. Para cualquiera de nosotros, ciudadanos anónimos, ocultar nuestra verdadera identidad cuando entramos a Internet tiene su punto excitante. Pero para el rey, que no puede dar un paso en ninguna parte del mundo sin ser reconocido, esa ocultación es un regalo de los dioses. Porque, claro, yo mismo por ejemplo, ¿qué importa si entro como Pepe Gómiz o con cualquier seudónimo? Yo qué sé... 'La Paticaseca', por ejemplo. En un caso, dirá la gente: "¿Pepe Gómiz? ¿Y quién es ese infeliz?". En el otro: "¿'La Paticaseca'? ¿Y quién es esa pedorra?". Da igual. Exactamente igual. Pero con el rey la cosa es distinta. Entrando como rey, estaría atado de pies y manos. En cambio, entrando como 'la Paticaseca', puede desmandarse hasta donde quieran sus reales narices. Sí, sí. Llevo todo el día dándole vueltas. Y cómo mola, ¿eh?... el blog del rey.
Llevo todo el día dándole vueltas: Para el rey, nuestro rey, tener un blog debe de ser la leche. Quizás, hasta lo tiene. Por supuesto que con un alias. Para cualquiera de nosotros, ciudadanos anónimos, ocultar nuestra verdadera identidad cuando entramos a Internet tiene su punto excitante. Pero para el rey, que no puede dar un paso en ninguna parte del mundo sin ser reconocido, esa ocultación es un regalo de los dioses. Porque, claro, yo mismo por ejemplo, ¿qué importa si entro como Pepe Gómiz o con cualquier seudónimo? Yo qué sé... 'La Paticaseca', por ejemplo. En un caso, dirá la gente: "¿Pepe Gómiz? ¿Y quién es ese infeliz?". En el otro: "¿'La Paticaseca'? ¿Y quién es esa pedorra?". Da igual. Exactamente igual. Pero con el rey la cosa es distinta. Entrando como rey, estaría atado de pies y manos. En cambio, entrando como 'la Paticaseca', puede desmandarse hasta donde quieran sus reales narices. Sí, sí. Llevo todo el día dándole vueltas. Y cómo mola, ¿eh?... el blog del rey.
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