(Publicado en mi blog antiguo el jueves 4 de junio de 2009)
No siempre, no a todos, pero la vida nos hace regalos. A veces, cuando no se necesitan; y los recibimos con indiferencia. A veces, cuando puede que interesen; y les prestamos algo de atención. Pero a veces, como ahora, cuando más se precisan; y entonces, perplejos, lloramos de agradecimiento: la vida nos tiene tan poco acostumbrados…
Un hombre bueno, un amigo de la infancia, ha entrado en el blog, ha escrito un comentario y me ha hecho llorar. Dice que yo era, y él lo vio; que sigo siendo, aunque no lo vean; y que, cuando ya no sea, lo verán. Eso es hermoso, mi interminable amigo. Eso es un regalo de la vida.
Sinceramente. Gracias.
No siempre, no a todos, pero la vida nos hace regalos. A veces, cuando no se necesitan; y los recibimos con indiferencia. A veces, cuando puede que interesen; y les prestamos algo de atención. Pero a veces, como ahora, cuando más se precisan; y entonces, perplejos, lloramos de agradecimiento: la vida nos tiene tan poco acostumbrados…
Un hombre bueno, un amigo de la infancia, ha entrado en el blog, ha escrito un comentario y me ha hecho llorar. Dice que yo era, y él lo vio; que sigo siendo, aunque no lo vean; y que, cuando ya no sea, lo verán. Eso es hermoso, mi interminable amigo. Eso es un regalo de la vida.
Sinceramente. Gracias.
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