OCNO Y LA BURRA

(Publicado en mi blog antiguo el viernes 12 de junio de 2009)

- Don José, ¿han pasado ya los señores de 20minutos?
- Ni idea, Paquito -no le dije que había visto el post-. Oye, ¿tú sabes qué es la mitología?
- Claro. Lo de los dioses y todo el rollo ese.
- Exactamente. Pero no es un rollo. Es muy útil, y hay que conocerla. En el Siglo de Oro, los escritores hacían referencias constantes a ella. Es bueno que la vayas estudiando.
- Yo, lo que usted diga.
- Sí. Porque abre la mente. Son historias edificantes. Muy literarias. Proporciona mucho campo para trabajar...
- Bueno.
- Empezaremos por Ocno y la burra.
- ¿Horno y la burra? -dijo Paquito entre carcajadas.
- ¡Ocno! ¡Ocno!...
- Jo, vaya nombre.
- Y qué quieres. Yo no se lo he puesto. Ocno era un soguero. Es decir, que hacía sogas. Y tenía una burra. ¿Me sigues?
- Le sigo -respondió Paquito aguantando la risa.
- Pues, mientras el hombre trenzaba la soga por un lado, la burra se la iba comiendo por el otro.
- ¿O sea, que nunca terminó ninguna soga?
- Nunca.
- ¿Y de qué vivía?
- ¡No jodas, Paquito! Es una leyenda. Tienes que sacar la moraleja.
- ¿Que, si haces sogas, no tengas burra?
- ¡Vete a la mierda, chaval!
- ¿Cuál, entonces?
- ¡Ocno era muy trabajador, pero estaba casado con una mujer derrochadora! ¡Eso simboliza la leyenda, que no me has dejado que termine! ¡Y la moraleja es que de nada sirve partirse el lomo currando, si estás rodeado de sinvergüenzas que roban tu trabajo, o de necios que no lo aprecian! ¿Entiendes?
- Como le pasa a usted. ¿Verdad, don José?
- Verdad.